De torres y pantallas sobre la ría

VIGO

O. V.

Reportaje | El Vigo que se avecina El plan general posibilita nuevos edificios de entre quince y veinticinco alturas al borde del litoral o muy cerca: Guixar, Metalúrgica, Beiramar, Tomás Alonso, Samil...

26 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

?l conselleiro de Política Territorial mantiene la curiosa teoría de que da igual levantar diez alturas que veinte porque, a partir del séptimo piso, el impacto visual de un edificio es el mismo. Quizá nunca ha estado en uno de los cientos de pisos de la Travesía de Vigo frente a los que se han construido las torres de Julia Minguillón. Cuestión de perspectivas. Hace setenta años, el arquitecto Antonio Palacios soñó una ciudad que era una especie de balcón hacia la ría. Hoy en día hay vigueses que todavía disfrutan de la visión del mar; muchos otros ven cachos de azul entre el cemento gris del Concello, el hotel Bahía, Asefal o las torres Ífer; y hay una legión de posibles afectados con los proyectos que posibilita el nuevo plan general al borde del litoral o cerca de él. Pantallas Los bloques de Beiramar amenazan a los residentes de Marqués de Valterra, Torrecedeira y Camelias. Los de Guixar (¡un máximo de 25 plantas!) pueden convertirse en una pantalla visual para muchos de los habitantes de Teis. En Vía Norte y Urzaiz ya pueden prepararse si prosperan los edificios de la Estación, Canadelo y la Metalúrgica. En la parcela de la Artística, detrás de Barreras, pueden montarse construcciones de veinte alturas. Igual que en la parte trasera de Samil, frente a la depuradora. En estos casos, puede que sí de igual llegar o no a los máximos permitidos, porque el efecto está garantizado. Con un poco de fortuna, puede que se rebaje el impacto en la revisión del plan general que está haciendo el equipo redactor. En cualquier caso, como decía un ex concejal de Urbanismo, está claro que la compra de un piso no incluye el derecho de vistas. Habrá que fastidiarse, pues, por el bien común de generar jardines, espacios abiertos. y viales. Uno de los máximos responsables de Consultora Galega, la empresa que está elaborando el PGOM, ha dicho en reuniones privadas que prefiere las torres de Toralla a los chalés de Toralla. Promesas frente a resultados. Hubo un tiempo en que se publicitó la operación Abrir Vigo al mar como la recuperación por parte de la ciudad del espacio central del puerto. Diez años después, la sede de la Xunta reina con sus ocho plantas en Montero Ríos, la piscina del Náutico sigue donde estaba y mamotretos de cemento acompañarán al futuro centro comercial de A Laxe y las decenas de naves industriales que se han instalado sin el más mínimo sentido de la estética en el relleno de O Berbés. Cuestas En realidad, la mutilación visual sobre la ría puede darse incluso desde zonas más alejadas. Si se construyen los bloques de veinte pisos en la calle de Hispanidad, atalayas como el monte de O Castro pueden perder parte de su atractivo. O démosle la vuelta. Quien esté al otro lado de la ría, quien dé un paseo en barco por ella, podrá ver como apuntan al cielo no sólo el pirulí del Hospital Xeral o Asefal, sino también las torres de la Plaza de España. Y es que en algo se tiene que notar que Vigo es una ciudad de cuestas. También cabe pensar en el futuro y el siguiente plan general. Cuando se consoliden las alturas en distintos puntos del borde marítimo, ¿qué impedirá que se extiendan en ámbitos próximos? El dicho de torres más altas cayeron no es aplicable en Vigo. Aquí no ha caído ninguna. Los edificios altos también tienen otros secundarios, aunque para algunos sea una cuestión marginal: producen sombra. A determinadas horas del día, ¿en cuántas calles puede quedar tapado el sol por culpa de unas torres como las de Ífer, el hotel Bahía, o las de Julia Miguillón? ¿También en este caso da igual que se construya por encima de siete plantas? Filosofía Es obvio, en cualquier caso, que lo de la imagen es relativo frente a la filosofía general de un plan general. Por ejemplo, la calidad de vida. En muchas parroquias se empieza a debatir ya los cambios que se producirán con bloques de diez alturas, que no son torres, pero que también provocarán un impacto considerable en zonas donde prima la vivienda unifamiliar. Del mismo modo, hay quien sostiene que las torres en algunas zonas son permisibles y su impacto menor. Sin duda, su colocación a lo largo de la avenida de Madrid, el margen izquierdo de la Gran Vía, Valadares o Cabral no repercute sobre las vistas al mar. Sí sobre las vistas a otros lugares, como los parques, los monetes o un río. Pero esa es otra historia.