Temporada alta para el autoempleo

La Voz L.C.S | M.S.D.

VIGO

M. G. B.

Reportaje | Negocios de verano Los emprendedores vigueses más activos hacen negocio en la época estival con escuelas de deporte náutico, guarderías de mascotas o terrazas de verano

09 ago 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

LUIS MURADAS RICARDO CALVO JAIME FERNÁNDEZ Vigo es una ciudad llena de oportunidades para los emprendedores. El negocio de verano no está tan arraigado como en Andalucía o Levante, pero no faltan empresarios con ideas capaces de sacar el máximo provecho a su inversión durante la época estival, hasta el punto de generar en tres meses el 70% de los ingresos de todo el año. Enseñar a tripular un catamarán o una tabla de windsurf es un típico negocio estival. Dependiendo de la climatología, este trabajo se alargará más o menos entre abril y septiembre. Es preciso echar muchas horas. Pero puede ganarse el dinero suficiente para vivir el resto del año. ¿Qué se necesita para abrir una escuela de deportes náuticos? Lo primero, el título de monitor expedido por la Federación de Vela. La mayoría de quienes empiezan lo hace de forma autónoma. La inversión inicial para una empresa media exige unos 6.000 euros para equipamiento. Pero la rentabilidad está asegurada, al menos esa es la experiencia hasta ahora de la academia Cenfornáutica, que lleva cinco años a pleno rendimiento en la temporada estival. El gerente de la empresa, Ricardo Calvo, asegura que los meses de máximo rendimiento en Vigo son de abril a julio «en agosto la gente tiene compromisos, viajes, y la actividad baja». Las titulaciones más solicitadas son el PER (patrón de embarcaciones de recreo) y la de patrón de navegación básica que permite conducir una moto de auga o una lancha. «Ahora hay mucho más control en el mar, ya no se puede andar como antes. O tienes carné o pagas una multa de 360 euros», afirma. De ahí la afluencia de clientes. Pasión canina También las empresas de servicios atraviesan por un buen momento. No hace falta montar un hotel para perros, gatos o periquitos. Basta con ofertar servicios de residencia durante las vacaciones. La empresa se encarga de la supervisión diaria del animal de compañía: alimentarlo, sacarlo a pasear o visitarlo las veces que haga falta. Es beneficioso asociarse con una clínica veterinaria para conseguir los contactos. Jaime Fernández ha iniciado este verano un proyecto experimental que, si cuaja, se consolidará el próximo año en forma de residencia canina, con servicio de alojamiento, con finca al aire libre, alimentación, higiene y paseo diario por un precio de ocho auros al día. Su idea está inspirada en un hotel canino que tuvo la ocasión de ver recientemente en Madrid, aunque teme que en Galicia este tipo de iniciativas todavía no están muy extendidas en la población, «hay gente que se va de vacaciones y deja al perro sólo en una finca con un saco de comida para siete días. Eso no es cuidar a un animal», afirma el cuidador. Su proyecto está ubicado en el Monte dos Pozos. Un clásico entre los clásicos es el chiringuito. Vendiendo helados, refrescos o incluso comidas se puede conseguir una gran rentabilidad en poco tiempo. Tienen muy pocos gastos de instalación, pero dependen de una concesión municipal para poder abrir el negocio. En el caso de Vigo, el propio ayuntamiento oferta sus quioscos. Hay que cumplir los trámites con mucho tiempo de antelación para conseguir la mejor ubicación. Una original variante de este clásico es la empresa que ha puesto en marcha en Samil Luis Muradas. El verano pasado abrió una terraza y este año ha retomado el negocio pero en una versión revisada, ampliada y estable para todod el año. La Terraza Samil tiene la particularidad de combinar el servicio de restaurante y tapería con el de «hágalo usted mismo». Consiste en el alquiler de una parte de las instalaciones a grupos de amigos o familias que quieran prepararse ellos mismos la comida. «Yo pongo las instalaciones, cocinas, utensilios y el servicio; y después nos encargamos de la limpieza», explica el propietario. El negocio está siendo todo un éxito. «Vienen muchos cocinillas con sus amigos, hemos tenido desde despedidas de soltero hasta comuniones», afirma. El local de alquiler tiene un aforo para 24 personas, y el precio de alquiler es fijo, seis euros por persona.