El Vasco de Gama, un grande
Es que era la segunda ocasión en que el Vasco de Gama pisaba Riazor en poco tiempo, pues había disputado la segunda edición del Teresa Herrera, cuando cayó (3-2) frente al Athletic de Zarra y Panizo, pero había maravillado a los aficionados con un fútbol de alta escuela. Es más, tal era la admiración que despertaba, que fue despedido con una ovación. «Jugamos un partido sin pelota, porque ellos prácticamente nos pasaban al lado como aviones», recuerda ahora Arsenio.
El único gol deportivista del partido en el que Di Stéfano jugó con el Dépor fue obra de Olmedo a pase de Pahíño y supuso el momentáneo 1-2 con que se llegó al descanso. En la segunda parte hubo cuatro tantos brasileños más. «Haga constar -señaló el delantero del Celta en la previa del partido- mi satisfacción por jugar este encuentro homenaje a mi gran amigo Cuenca. Amigo desde la infancia, por ser vecinos en Madrid, en el barrio de Vallecas». Precisamente, Olmedo había entrado a última hora en el ataque deportivista, después de que el Barcelona negase el permiso a Luis Suárez, que el año anterior había sido traspasado junto a Moll al equipo catalán. Si el elegante futbolista coruñés hubiese podido participar en el partido de homenaje, el Deportivo habría formado una línea ofensiva irrepetible, con Arsenio, Di Stéfano, Pahíño, el propio Suárez y Torres.