
Pese a los éxitos en categorías inferiores, Dani Barcia es la excepción en un salto al primer equipo prácticamente acotado a los extremos
05 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El penúltimo fue Mujaid Sadick. Antes, Pablo Insua, en aquel ascenso de los canteranos de Fernando Vázquez (2013-2014). Y, cinco temporadas después de la consolidación y fuga del riojano, irrumpe Dani Barcia como gran excepción en el primer equipo blanquiazul. En esta serie de centrales encajaría además Róber Pier. Tampoco él hizo carrera en casa tras haber completado con éxito el ciclo de Abegondo.
Solo la determinación de Barcia, convencido de sus posibilidades pese a la demora del debut y las largas jornadas de banquillo, ha colado ese metro ochenta y cinco de zaguero zurdo entre varios extremos capaces de derribar la puerta del Deportivo de hoy. El club acumula campañas presumiendo de base, amparado por el dominio en casi todas las categorías de formación, pero registra casos contados de futbolistas de la casa que gocen de taquilla propia en el vestuario de los mayores. Casi todos los que han dado el salto se mueven por las esquinas del frente de ataque, donde es más sencillo arriesgar.
Desde la cal parten David Mella y Yeremay, referentes de la chavalada que se entrena en la ciudad deportiva. El de Teo, ejemplo de precocidad, estrenó titularidad hace dos años en la jornada que despedía la fase regular de Primera RFEF en Pasarón. Solo llevaba cuatro días siendo mayor de edad. A Adrián Guerrero le llegó el turno a los 19, en los encuentros 41 y 42 de la temporada actual.
Todavía en condiciones de ser juvenil, aunque ya con ficha del Fabril, el portador del 30 frente al Elche en Riazor pasó el curso al servicio de Manuel Pablo —«Es un extremo de los de antes, capaz de irse por fuera, con velocidad y sobre todo con muy buen centro», lo define el canario— antes de ponerse de nuevo a las de Óscar Gilsanz. Concluido el duelo definitivo, el entrenador de Betanzos acudió a sala de prensa y dejó la siguiente reflexión: «Cuando un jugador del filial o del juvenil entra en el primer equipo es porque tiene condiciones. La cantera debe tener un papel protagonista en el futuro de este club. Los futbolistas deben aparecer y se debe confiar en ellos. Sus intervenciones se deben ver desde la normalidad y, si tienen algún error, también los cometen quienes llevan del 25 para arriba».
Los fallos de aquellos con números altos en la camiseta se toleran mejor lejos del área propia y a relativa distancia de la rival. Factor que alimenta la proliferación de extremos, incluso escorando a quienes podrían ocupar otra posición.
Diego Gómez ha sido enganche en varias etapas de su todavía corta carrera, pero cuando se le repescó del Arenteiro, cortando su cesión en enero, no se contempló la posibilidad de centrar su ubicación. Mario Soriano, Hugo Rama y Denis Genreau completaban las alternativas a espaldas del punta. El de Amoeiro se asentó en la derecha tras la baja de Mella y ocupó la izquierda el pasado domingo hasta que salió al campo Yeremay.
Incluso Kevin Sánchez, el otro producto de Abegondo empleado en el retorno al fútbol profesional —Álex Alfaro jugó dos minutos—, se convirtió ya en pretemporada en recurso por fuera y solo la falta total de delanteros para recibir al Elche le concedió un espacio en su puesto natural.
Para encontrar un canterano con cierto vuelo en otra plaza (excluyendo a Barcia), hay que viajar a la 21-22. Tanto Trilli como Noel acabaron abandonando la entidad antes de probar sus condiciones por encima del juvenil.
En la temporada del ascenso hubo minutos (alrededor de 300) para Martín Ochoa y Rubén López. El primero no ha logrado confirmar en el Lugo su capacidad anotadora y es probable que vuelva a salir cedido. El segundo, a quien se planeaba retener, optó por solicitar un préstamo en el Barcelona B. Allí ha jugado bastante (25 titularidades), pero su contribución no ha logrado sobreponerse a la mala imagen colectiva del filial culé.
Las hornadas más recientes del Fabril y el juvenil obligan a ilusionarse de nuevo con un proyecto de cantera capaz de cuajar. Hasta ahora, lo sostienen las esquinas y la excepción del central.