La lección del niño Noel y el partido casi imposible de perder

Iván Antelo REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

LOF

Marcó y mostró que también se adapta a escenarios ásperos en un duelo bien jugado por el Dépor

09 oct 2021 . Actualizado a las 21:32 h.

El Deportivo abandonó Irún sin saber muy bien cómo había perdido el partido. Quizás el mejor con balón en lo que va de temporada. Fluidez en la circulación de balón, inteligente a la hora de jugar en horizontal moviendo al rival de banda a banda hasta que asomara un espacio, profundo por los costados con los laterales sumando y los atacantes llegando... Y hasta tuvo último pase y finalización. Solo faltó materializar y confirmar ese dominio en más goles. Quiles, Miku, William de Camargo, Víctor García, Bergantiños... El Real Unión las sacó bajo palos hasta con el trasero (literal). Si el encuentro del Stadium Gal se juega cien veces y se desarrolla de la misma forma, lo normal es que el Deportivo lo gane 99. Pero, con todo, es verdad que hubo dos errores en defensa, que costaron muy caro, y que son dignos de analizar.

El primero, el que supone el 1-0, tiene que dolerle mucho a Borja Jiménez. Cualquier equipo profesional ensaya cientos de veces a lo largo de la semana las salidas de presión. Y el Dépor también lo hace. Es un ejercicio habitual, incluso en los entrenamientos de prebenjamines. Balón al portero y los jugadores del equipo que tiene el balón se posicionan y buscan el espacio idóneo para recibir más o menos liberados. En este caso, es Jaime el que recibe ese primer pase de Ian Mackay. Lo normal sería buscar a Héctor Hernández en corto para salir jugando por la izquierda, tocar hacia la derecha hacia el otro central, hacia el portero o incluso buscar un balón en largo, en el caso de que estuviera muy apretado. Pero lo que nunca se debe hacer es lo que hizo. Darle la pelota a un compañero que está de espaldas. Es el abecé de la presión en bloque alto.

Siete minutos

Entre el primer error y el segundo llegó la lección magistral de un juvenil. A Noel se le había achacado que sus goles ante el Celta B y el Calahorra habían llegado con el partido decidido. ¿Sería igual de letal en escenarios comprometidos? En Irún no tardó ni siete minutos en demostrarlo. Con el equipo estrellado contra nueve zagueros rivales (defensa de cinco y cuatro centrocampistas muy juntos), supo hacerse un hueco en el área para marcar. Un delantero cualquiera hubiera buscado la portería acompañando la galopada de Víctor. Él no. Se movió en dirección opuesta y busca una zona libre yéndose hacia atrás. Hay pocos arietes capaces de leer tan bien el juego. Y Noel, teniendo como virtud su gran capacidad para jugar al espacio (como demostró en la final de la Copa de Campeones), dejó claro que también sabe moverse contra defensas cerradas.

El fallo más loable

Con el 1-1, el Dépor quiso más. No se conformó. Y eso es admirable. Pero también fue su perdición. No fue rácano y siguió acorralando a su rival. Moviéndolo de lado a lado, pero se equivocó al meter un pase interior y el Real Unión le cazó en un tres para dos. No perdonó.

De todas las formas en las que se puede perder un partido, esta vez el Deportivo eligió la mejor. No fue el caos de Salamanca. Ni la racanería de Tudela y del Badajoz (aún ganando), ni la de la SD Logroñés. Perdió de pie. Y con su juvenil brillando.