El estirón celeste de Alberto Quiles

TORRE DE MARATHÓN

Quiles, con el dorsal 11, celebra un gol
Quiles, con el dorsal 11, celebra un gol Alberto Domínguez Hernández

El nuevo delantero del Dépor triunfó en el juvenil de División de Honor del Celta

13 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Controlado Abegondo, ahora habrá tiempo de sobra para tomar las medidas de Riazor. Alberto Quiles no ha pisado todavía el estadio coruñés, pero conoce el recinto en el que se entrenará durante las dos próximas campañas, si nada altera el contrato que acaba de firmar. Allí se estrelló en el palo para marcar después. Vestía de celeste y disputaba el gran derbi gallego defendiendo al eterno rival. Fue en el curso 2013-2014, el del gran salto en la carrera del atacante onubense, enrolado en el juvenil de División de Honor del club vigués.

Acudió a la ciudad deportiva blanquiazul a pelear un título para el que el Celta era favorito y salió de allí con el campeonato casi perdido, en beneficio del Racing de Santander. Pese a la derrota, Quiles cumplió, como hizo durante toda una temporada en la que su equipo concluyó segundo, por detrás de los cántabros, y él se consolidó como máximo anotador de la fase, con 14 dianas en su haber. Un curso extraordinario en lo individual que le brindó el salto a la categoría en la que ha adquirido ya condición de experto y en la que volverá a militar defendiendo ahora al Deportivo.

Para Segunda B (la ya antigua versión de la Primera Federación) lo reclutó el Córdoba, porque en Vigo no quisieron ejecutar la opción de compra con la que había llegado en verano desde Huelva. «Recomendé su continuidad», recuerda el técnico que pulió a Quiles en A Madroa. David Sierra vio en el atacante «un jugador diferencial». «Quizá tenía una estética un poco extraña para esas zonas del campo. Hablamos de un futbolista espigado, pero con un equilibrio bastante bueno entre lo que es continuidad en el juego, lo que aportaría un mediapunta o un extremo que cae hacia dentro, y una notable capacidad de definición», desgrana el entrenador. El análisis de las condiciones del delantero no se detiene ahí: «Es zurdo, con buen manejo de ambas piernas, y tiene desborde pese a no ser excesivamente potente. No da la impresión de ser un futbolista rápido, pero no le falta velocidad».

«Se tomaba el fútbol en serio»

Virtudes que se sumaron a la personalidad propicia, ya que, según resalta Sierra, «el suyo era un salto que requería adaptación. A Madroa, en cuanto a luz y niebla es un sitio un poco duro, especialmente para un chico que sale por primera vez de Andalucía. Tuvo que pasar por esa fase que le permitió aclimatarse, pero desde muy pronto se veía que era un jugador profesional en cuanto a implicación. Siempre estuvo claro que se tomaba el fútbol en serio».

«No tardamos en comprender que esa temporada nos podía ayudar mucho —detalla el técnico—. Él era de tercer año y en ese juvenil había muchos chicos de primero. Teníamos varios futbolistas de alto nivel, como Pape, Brais, Diego Alende... Él finalizaba lo que cocinaba el resto». En la nómina de compañeros destacados, Sierra ubica a uno con el que Quiles tenía mayor afinidad: «Coincidió en la residencia con Julio Delgado, se llevaban muy bien».

«Pasábamos mucho tiempo juntos, Ander, Quiles, Sergio de Paz y yo», confirma el futbolista burelés. «Echábamos muchas tardes en Los Sauces [así se llama uno de los centros donde se alojan los canteranos celestes] jugando a la Play. Él era un tío muy majo y alegre», resalta el extremo, que ahora milita en el Ourense CF.

«De un delantero con un físico como el suyo puedes esperar que sea un buen rematador de cabeza, un punta de referencia, más tosco, pero Quiles técnicamente era bueno. Entendía bien el juego, se asociaba con mucho criterio. Tenía condiciones que le permitían aportar al equipo también desde fuera del área», resalta Delgado al repasar las condiciones del onubense.

Admite que las instalaciones del Celta no parecen el mejor terreno para integrar de inmediato a un novato andaluz —«A Madroa tiene ese microclima especial», apunta entre risas—, pero eso no afectó entonces al nuevo atacante blanquiazul: «Era un chico tranquilo y sencillo, muy profesional». De lo más destacado de una campaña que acabó torciéndose: «Dependíamos de nosotros mismos, pero la liga se nos escapó en los partidos contra el Dépor —2-1 en Abegondo, con tres balones de los vigueses a la madera y Samu y Dani Iglesias contrarrestando el tanto del punta celeste— y el Racing. Fue una temporada bonita y él hizo muy buen año. Me alegro un montón de que ahora le vaya bien». Vuelve a Galicia, donde dio el estirón.