Un debut sin esperarlo

Adrián López, Piscu

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

09 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Debuté con el Dépor contra el Espanyol. Lopo y Pablo Amo se habían lesionado, y Aythami había jugado el miércoles en un mal partido contra el Recreativo. Estuve en el banquillo y, al día siguiente, volví a entrenarme con el Fabril, pero el sábado me dijeron que me iba a Barcelona. No lo esperaba, porque no había entrenado con el equipo. Luego, en Montjuich, cuando entré en la charla previa ya estaba la diapositiva con mi nombre en el once al lado de Coloccini. Aythami fue suplente y pagó los platos rotos, aunque recuerdo que Lotina revolucionó toda la alineación. También habían entrado Filipe, Lafita, De Guzmán o Xisco. No me lo esperaba, pero a partir de ahí hubo un punto de inflexión para la cantera del club. Jugué trece jornadas seguidas de titular desde el Fabril, que estaba en Segunda B, a Primera, y siempre cumpliendo. Eso abrió la puerta para que otros siguieran subiendo. Fueron Laure, Lassad, Chapi, Juanan o Fabricio, que ya se estrenaba con el primer equipo pero no había debutado. Laure acabó siendo capitán del Dépor y Lassad, máximo goleador.

También había otros ejemplos. En la generación anterior estaba un central, Antonio, que era el mejor de un Fabril que había hecho un montón de puntos, pero no tuvo la oportunidad. Veníamos del Dépor de la Champions, y era imposible que un canterano llegase al primer equipo. Caparrós cambió la tendencia, pero era un sí pero no. Ahí están los casos de Iago, Iván Carril o Xisco, que salían cedidos y al final no contaban. Subir era un pelín más difícil que equipos como el Espanyol, la Real o otros que estaban a nuestro nivel.

Ahora se habla del Deportivo como club de cantera, y es una evolución muy positiva. Hay que apostar siempre por la base, pero no solo hace falta invertir dinero, sino sobre todo tiempo. Ojalá el buen rendimiento de Diego Villares se convierta en un punto de inflexión para la dirección deportiva.