«En la primera vuelta, cuando les ganamos, hasta pensé: ‘‘lo mismo estos no vienen mañana a clase’’»
En el partido de la primera vuelta hubo un balón dividido y dos estudiantes entraron duro a por él. «Llegué tarde y le metí una patada tremenda a Quique», admite Celso Borges, que se disculpó de inmediato y repitió el desagravio al día siguiente, cuando coincidió en clase con el central del Racing de Ferrol. La presencia de Fornos y Seoane no dejó de sorprender un poco a otro de los compañeros de aula. «Cuando les ganamos, hasta pensé: ‘‘lo mismo estos no vienen mañana’’», admite Eneko Bóveda.
«El pique nunca va más allá, nos respetamos demasiado, así que ahí hay poca chicha, no entramos en polémicas», apunta Seoane acerca de posibles fricciones previas y posteriores al duelo entre vecinos. «Lo máximo que hacemos es comentar los partidos, creo que nos tenemos mucho respeto», coincide Fornos, descartando que la confrontación del campo alcance a la sala de INEF en la que se forman. Así, las charlas pasan de puntillas por la rivalidad. «Los lunes, cuando nos vemos antes de clase o en el descanso, comentamos el fin de semana, qué hizo nuestro equipo, qué pasó en el grupo. Los miércoles ya no hay más referencias a la competición», profundiza el central del Racing de Ferrol.