Con unos números nefastos en defensa, solo comparables a la temporada del descenso a Segunda B hace 40 años, el Dépor mudó su estilo en Cádiz y le funcionó
25 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.«A ver si soy capaz de arreglar este desaguisado». Con esta desesperanzadora y contundente frase se resignó Anquela tras el partido contra el Numancia en Riazor, que dejaba a su equipo con 13 goles encajados tras 6 jornadas (hay que remontarse hasta 1958 para encontrar en Segunda a un Dépor con unos números peores a nivel defensivo). Fueron unas palabras tan altisonantes como cargadas de realidad, a las que acompañó un toque de atención a la vieja guardia: «Lo que más me preocupa es que gente con experiencia, porque no solo tenemos jóvenes en el equipo, también hay gente con experiencia, no sepamos leer esto y que sepamos que ganar tres puntos cuesta mucho».
El Deportivo llegó a la cita del Carranza calcando los números de la temporada 1979-1980, la del descenso a Segunda B. Un equipo, aquel de hace 40 años, que estaba dirigido por García Verdugo, y en los que figuraban Buyo, José Luis Vara o Traba, amén de Ramón Piña y Ríchard Moar como defensas. «No se puede aspirar a nada en cada partido si encajamos tantos goles. Si necesitamos marcar cuatro para ganar, eso no es posible», reconocía Anquela antes de viajar a Andalucía.
El cambio de estilo
Quizás por ello, y también porque enfrente estaba uno de los equipos punteros de Segunda, Anquela cambió su forma de defender al rival. De apretar arriba, para robar y crear peligro lo más cerca posible de la portería rival, a defender tan juntos como replegados, para sorprender a la contra. «Somos un equipo que quiere ser equilibrado, que queremos llevar el peso del partido y que apretamos arriba», decía el jienense en la víspera de comenzar la Liga frente al Oviedo. Una idea que cumplió, o lo intentó, en las seis primeras jornadas.
Pero en Cádiz tocó cambiar de libreto. Lo requería la dramática situación defensiva. El equipo pasó a jugar un 1-4-4-2, en defensa, en el que Santos y Aketxe marcaban la línea de presión, en campo propio; mientras que Álex Bergantiños y Gaku se juntaban prácticamente con la línea defensiva para ofrecer ayudas a los laterales. De hecho, que el de la Sagrada Familia se convirtiese en escolta de Eneko Bóveda fue fundamental para que Alberto Perea, uno de los jugadores en mejor forma del Cádiz, entrase menos en juego de lo habitual. Una forma de defender por acumulación y con sistema solidario de ayudas que permitió al equipo deportivista detener la hemorragia de goles encajados.
La del Carranza fue la primera portería a cero de la temporada, pero también la segunda vez que se quedó sin marcar, confirmando la teoría de la manta corta (o tapas los pies o la cabeza). Con todo, en las transiciones ofensivas, tuvo alguna oportunidad para marcar.
Próximo rival
Ahora, tras detener la sangría de goles encajados, queda por ver qué partido preparará Anquela contra el Mirandés (domingo, 21 horas, Movistar LaLiga 1). El hecho de jugar en casa, y contra un equipo aguerrido que acaba de ascender a la categoría de plata, parecen presagiar un nuevo golpe de tuerca. «Los jugadores creen en lo que hacemos, lo único que nos falta es tener un poco más de suerte con dos resultados buenos y que sepamos que haciendo eso podemos competir bien», explicó tras la cita del Carranza.
El equipo volvió ayer al trabajo y quizás Anquela ya pueda contar con Nolaskoain, cuatro semanas después de su operación de apendicitis.
Goles encajados en 2.ª tras la jornada 7
Temporada y tantos recibidos
2019-2020 13
2018-2019 6
2013-2014 4
2011-2012 10
1990-1991 4
1989-1990 5
1988-1989 8
1987-1988 7
1986-1987 5
1985-1986 6
1984-1985 11
1983-1984 11
1982-1983 6
1981-1982 4
1979-1980 13
1978-1979 10
1977-1978 10
1976-1977 5
1975-1976 5
1973-1974 11
1970-1971 6
1967-1968 3
1965-1966 5
1963-1964 8
1961-1962 8
1960-1961 9
1959-1960 13
1958-1959 15
1957-1958 6
1947-1948 10
1945-1946 10
1940-1941 8
1939-1940 8
1935-1936 13
1934-1935 17
1933-1934 14
1932-1933 20
1931-1932 20
1930-1931 16
1929-1930 18
1928-1929 10