Anquela contra el tiempo

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

EDUARDO PEREZ

Está forzado a reestructurar el equipo, implantar su fórmula y acelerar procesos de recuperación y puesta a punto con una pretemporada en versión reducida

31 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Otra tarde de finales de julio, en otro lugar de Galicia, otro jugador del Deportivo acudió a la sala de prensa con el mismo mensaje: estaba agotado. «Sin duda, es la pretemporada más dura en mis diez años de profesional», aseguraba Aythami, mediado el encierro monfortino diseñado por Fernando Vázquez. Una concentración marcada por las constantes dobles sesiones de entrenamiento con las que el técnico trató de exprimir el jugo de una plantilla de circunstancias. Llena de chicos del filial y futbolistas en retirada, a la espera de unos refuerzos que se demoraron extraordinariamente. Seis años y un viaje de ida y vuelta a Primera más tarde, el conjunto coruñés se enfrenta de nuevo a una inusual fase preparatoria. Con menos turbulencias en lo económico, pero agitado en lo deportivo tras ver volar un ascenso que se condenó a pelear hasta la penúltima semana de junio. Hace poco más de un mes desde que el cabezazo de Marí se perdió por centímetros, y ya rueda a marchas forzadas el Dépor de Anquela. «Llevamos una semana de retraso», denunciaba el míster antes de viajar a Viveiro, consciente del problema que supone recortar la fase preparatoria.

«Llevamos mucha sesión de entrenamiento, intentando recuperar tiempo perdido. Estamos fatigados», admitía hace solo unas horas Diego Caballo; remitiendo a las reflexiones de Aythami como las urgencias y el diseño de la pretemporada remiten al verano del 2013.

Manuel Pombo observaba ayer desde la valla de Abegondo la sesión de trabajo del plantel coruñés, al que no ha dejado de seguir antes y después de encargarse de su preparación física a la vera del técnico de Castrofeito. Juntos diseñaron aquella rutina que en Monforte alcanzó las diez sesiones de entrenamiento y dos amistosos en una misma semana. Registro que no había vuelto a repetirse hasta el curso actual, con Anquela y Marcos Marcén controlando las cargas.

Cuando concluya la semana en curso, los futbolistas blanquiazules citados el 15 de julio habrán acumulado 28 tandas de trabajo en la ciudad deportiva, además de sumar el sábado en Vilalba su cuarto encuentro de fogueo.

Treinta días menos de descanso

Con Natxo González, la cifra de 28 también se alcanzaba el 3 de agosto, pero el plantel había regresado de sus vacaciones casi una semana antes. Y pese a retornar más temprano, los jugadores habían encadenado 51 días libres; treinta más de los que han tenido para recuperarse de la debacle de Son Moix. «Tuvimos muy poco descanso; ya no a nivel físico, sino mental», lamentaba Caballo antes de completar la frase: «Pero hay que estar a tope».

Con un carril izquierdo y un eje de la zaga todavía por completar. A la espera además de un cambio de cromos en la delantera y de probables refuerzos en el centro del campo y la segunda línea de ataque. Con un técnico reticente a definir su propuesta antes de completar el grupo. Rendir al máximo el día del estreno oficial frente al Oviedo, pese a estas restricciones sin precedente, exigirá un rediseño de la intensidad y volumen de trabajo habituales en la fase preparatoria. Antes le tocó asumirlo al Numancia, el Sporting y el Zaragoza, desahuciados de la promoción del 2018, y solo los asturianos exhibieron un nivel relativamente digno el pasado curso.

Rutinas inalterables

Hay rutinas que no se han perdido con el cambio de año en A Coruña. Plantilla y cuerpo técnico siguen desayunando y comiendo juntos en la ciudad deportiva y se mantiene el veto a las concentraciones. La última fue en el 2017 en Vilalba, antes de salir en Primera con Pepe Mel al frente. Entonces el trabajo arrancó un 5 de julio y apenas hubo dobles sesiones, en beneficio de otra fórmula: se disputaron tres amistosos por semana para sustituir el trabajo de tarde. La marca de 28 entrenamientos volvió a coincidir: 3 de agosto. Anquela le gana al tiempo.