Un punto para no perder la fe

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Alexandre Centeno A CORUÑA

TORRE DE MARATHÓN

El Dépor se volcó para agarrarse a la permanencia, pero careció de pegada (0-0)

17 abr 2018 . Actualizado a las 23:05 h.

El Dépor sigue remando. Con un poco menos de fuerza tras no lograr superar al Sevilla, pero sin arrojar la toalla, con una jornada menos y, el jueves se sabrá, si un punto más cerca o dos más lejos del Levante. Los coruñeses no pudieron superar a un Sevilla que perdonó la vida en la primera parte y muchos minutos de la segunda, pero que también se vio superado por el ímpetu de un equipo que sigue creyendo y una afición que volvió a convertir Riazor, sobre todo al final, en una olla a presión. Dos contras de Lucas y un palo de Borges en los últimos minutos pudieron sentenciar un partido que los blanquiazules pelearon hasta el final.

Dos victorias consecutivas tienen un efecto de transformación del ánimo que ni el mejor profesional de la psicología puede conseguir. Por eso se explican muchas cosas de una primera parte que, en otras circunstancias, el Dépor habría finalizado por debajo en el marcador y con la grada abucheando al equipo, pero finalizó con tablas en el marcador y esperanza de mejora en el segundo período.

Porque la primera parte blanquiazul fue como tantas otras que acabaron condenando al Dépor a encontrarse en la trigésimo cuarta jornada tratando de remar para no ahogarse en el pozo de la Segunda División. Pero, lejos de eso, Riazor, siguiendo el consejo de Mauro Silva, se olvidó de reproches durante el partido e insufló ese halo de esperanza que esta vez Seedorf no logró inyectar a sus jugadores.

Los primeros cuarenta y cinco minutos fueron de feria sevillana. Los andaluces tuvieron las mejores ocasiones. Carlos Fernández en el 13, Pizarro en el 17, Banega en el 39 y dos más de Carlos Fernández en el 42 y 44 pudieron desequilibrar la balanza. Pero, unas veces la candidez de los rivales y otras un Rubén, que esta vez sí hizo paradas salvadoras, evitaron la derrota, al menos, parcial.

A los blanquiazules les faltaba el faro que canalizara el juego ofensivo. La apuesta de Seedorf por Krohn-Delhi en lugar de Çolak no le funcionó y el Sevilla era amo y señor del partido. A pesar de todo, de forma aislada, sin una conexión en el juego, los gallegos también tuvieron sus opciones. Adrián, en el minuto 7, hizo exhibirse a David Soria; y dos clarísimos penaltis a Schär y a Albentosa (minutos 22 y 32) que el árbitro no pitó fueron la aportación ofensiva de un equipo que, aunque suene extraño, acabó pidiendo la hora antes de enfilar el camino de los vestuarios.

Tras la reanudación, el Sevilla mantuvo su línea de control de juego y ocasiones y el Dépor que con Çolak ya en el campo (había sustituido al danés mareado al filo del descanso) dio otro sentido al juego. El partido se convirtió en un auténtico correcalles, con un Dépor que lo buscaba de una y otra forma y un Sevilla que, con los cambios, trató de aprovechar su teórico mayor potencial.

Dos balones en las botas de Mosquera, que no tuvo el temple de pararla para rematar con su pierna buena y falló con la derecha, dos contras de Lucas en los últimos minutos, que sigue evidenciando que su buen juego no se ve acompañado de acierto de cara al gol; y un palo de Borges a tres del final, fueron méritos suficientes para que el Dépor sumara tres puntos con los que meter presión a un Levante que el jueves recibe al Málaga.