Por la testosterona y el gol

TORRE DE MARATHÓN

César Quian

Andone fue el mejor de un partido que concluyó afeando públicamente la falta de actitud del equipo

28 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Huele a cadáver. Detalles como el de Andone apuntan en mala dirección. Esa alusión a la falta de testosterona de su equipo lleva años en el discurso más fatalista del delantero rumano, con el que ya tocó a difunto en Córdoba después de otro revés. «Si somos malos, somos malos, pero al menos hay que salir con una puta actitud y a intentarlo, y no salir a que se rían de nosotros», lanzó en aquella intervención postpartido de Los Cármenes. «Estoy hasta los cojones de todo», cerró entonces. «Nos ha entrado la cagalera, nos ha faltado contundencia, los huevos, y otra vez se nos ha escapado. Teníamos los tres puntos, al final uno y seguimos en descenso y casi rezamos para no perder», tronó ayer.

La diferencia está en el magro botín ?un punto por ninguno?, en la distancia hasta el final del campeonato ?17 partidos quedan, al Córdoba le faltaban tres? y en la prestación del propio ariete, autoproclamado «malísimo» tras el derbi andaluz y ejemplar en la cita clave de Riazor.

En casa marcó, apretó al oponente sin desmayo y encendió a la grada. Sirvió de ejemplo a seguir a mediados de un curso en el que no le había ido bien. Cristóbal lo eligió para el sacrificio de su cambio de sistema. Había que perder un punta, y fue él. No ayudó tampoco la respuesta inmediata del ariete, enfrentado al míster en un cara a cara abegondiano y semanas más tarde a Arribas en otro intercambio de pareceres; este, con manos incluidas en la argumentación.

El míster, dado a no transigir para evitar que un vestuario turbulento vuelva a descarrilar, dejó todo en un encuentro copero de castigo y el punta se fue ganando el retorno, apoyado en la última reestructuración del dibujo blanquiazul. Ocupó plaza de delantero centro y desplazó a Lucas a un costado, desde el que se ha vuelto rey de las asistencias el coruñés. La dinámica se ha invertido hasta tal punto, que cuando Borges se fue a la calle y Valverde se hizo necesario quien enfiló la ducha fue el 7 y no el 10. Resistió Florin, por acierto y actitud, con Cristóbal ya a favor ?«Las declaraciones son en caliente y no creo que piense eso ni de él ni de sus compañeros», le disculpó incluso después?.

Tres partidos con diana había encadenado el rumano antes del Bernabéu, donde interrumpió una racha retomada ayer para dar coartada a la fe en él. Un tanto de espabilado, transitando de un lado a otro de la línea de fuera de juego hasta desnortar a Cabaco para salvar después la salida de Oier. Fue su primer gol en soledad. Sin compañero en punta que eliminara rivales. Todos cayeron en la finta y en el soberbio pase entre líneas de Carles Gil.

Baja del especialista en la Real

Vuelve a ser referente el ex del Córdoba, clave en la última salvación. Pichichi doméstico entonces, como hoy. Lleva media docena en una cuenta que estrenó frente a la Real, el conjunto que mejor se le da. Cuatro veces ha encontrado el camino de la red donostiarra en las otras tantas ocasiones en que se ha enfrentado al conjunto vasco en Primera. Para la próxima cita, no estará. Cumplirá ciclo de tarjetas. González Fuertes le enseñó la amarilla por una plancha al borde del descuento en la cuarta falta que cometía. Fue el que más realizó entre quienes participaron en el duelo ?Borges se marchó a la ducha con solo dos?. Testosterona y gol.