El Dépor tiene estudiado al meta del Barça, equipo al que no le han pitado un penalti en contra en Liga en 13 meses
11 mar 2017 . Actualizado a las 13:30 h.En los cortes de vídeo se veía a Adán y a tres lanzadores distintos. Todos acababan igual: el meta elegía lado antes de tiempo y el ejecutor transformaba por el centro. Celso conocía el detalle. Había visto los vídeos. Intuía lo que iba a ocurrir, pero... ¿Otra vez? ¿Y si el arquero bético sabía que él sabía? La duda es fatal desde los once metros. El suspiro de Djukic, la presión extra de Çolak tras su discusión con Andone... Esta vez la orden era clara: lanzaría Borges. El penalti se lo habían hecho al tico y él sería el encargado de ejecutarlo. «Ahí lo mejor es no pensar, esperar a ver si de verdad se tira y ya», reflexionaba ayer el centrocampista camino del vestuario. Esa espera dura un instante y transcurre en pleno descuento, envuelta en la tensión extra de la expectativa; del último penalti fallado en Gijón, de un rival incómodo dirigido por un viejo conocido, de la desventaja mínima en el marcador, de la trascendencia de los puntos a estas alturas de temporada. Adán se vence a su izquierda y el balón enfila la red. Por el centro. El quinto penalti liguero a favor del Dépor acaba en diana, en punto en el casillero, en el sexto gol de Borges este curso.
Hace cinco años y nueve meses que Celso no falla una pena máxima -el 18 de junio del 2011, mandó el balón al larguero en la tanda con la que concluyó un enfrentamiento con Honduras, en la Copa Oro-. Hace trece meses que al Barça no le pitan uno en contra en Liga. El último tocó en el Camp Nou y no sirvió para nada. Guidetti (al que Jordi Alba había derribado sin lugar a dudas) empató momentáneamente un duelo que concluyó 6-1. En más de setenta jornadas, esa es la única falta en su área que le han pitado a los de Luis Enrique.
Reclamarle se le han reclamado unas cuantas. Las últimas, hace solo tres días, aunque esas fueron en Champions, con el PSG como víctima. En el torneo continental a los azulgrana sí les han señalado un penalti en contra. Lo cometió Ter Stegen sobre Dembele, delantero del Celtic de Glasgow. El resultado en ese momento (minuto 23) era de 1-0. Infractor y víctima volvieron a verse de inmediato con once metros de por medio. Y esta vez el meta ganó el duelo. Se movió de un lado a otro sobre la línea y acabó lanzándose a la derecha, atajando el chut a media altura del ariete, a quien no le funcionó la breve parada antes del golpeo. Los culés marcaron siete aquel día.
El buen portero alemán se encontró ante un compromiso similar hace un mes. La cita era copera y Gameiro tenía la opción de igualar el partido a un gol, a diez minutos para el final (1-2 en la ida). Ter Stegen repitió baile sobre la cal y volvió a saltar hacia la derecha. Gameiro lanzó a esa zona, pero más alto que Dembele. Tanto, que el cuero fue al larguero. Dos acciones iguales este curso. Borges y compañía las tendrán estudiadas, por si mañana en Riazor salta la sorpresa.