Pitido final para Lendoiro

Fernando Hidalgo Urizar
Fernando Hidalgo REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Presidirá hoy su último partido como máximo dirigente del Deportivo

19 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Algo más de 25 años después de su debut en el palco de Riazor, Lendoiro vivirá hoy ante Las Palmas su último encuentro como presidente del Deportivo. Derrotado democráticamente por Tino Fernández, deja un club arruinado, en peligro de muerte y envuelto en cierto halo de crispación. Así se va quien, como dijo Germán Rodríguez Conchado, actuó como un caudillo y quien hasta el último minuto ha estado actuando como si su etapa ya no hubiera concluido. Por ello ha acelerado negociaciones que éticamente ya no le correspondían y ha impulsado en la sombra desde un autohomenaje hasta una manifestación contra Hacienda.

Se va también con la vitola de haber participado en la construcción de un Dépor inolvidable, capaz de ganar la Liga, dos copas y quedarse a las puertas de la final de la Champions. Unos triunfos gestados con pólvora del rey y que tienen al club ahora, muchos años después, al borde de la desaparición. Aquellos que en su día se preguntaban de dónde salía el dinero con el que el Deportivo animaba cada año el mercado veraniego ya tienen hoy cumplida respuesta. Nada de disparatadas teorías del narcotráfico, que maledicentemente circulaban fuera; ni nada de un benefactor oculto de nombre Amancio, que también se rumoreaba más allá de Piedrafita. Simplemente, no se pagaba.

Lendoiro presidirá hoy por última vez un partido, en Segunda, la misma categoría en la que empezó. Con el equipo renqueante, pero líder; y pagando las consecuencias de un gestor que se empeñó en que las normas debían adaptarse a sus exigencias y acabó configurando una plantilla corta y desequilibrada.

El sustituto en el palco, (Tino Fernández es el favorito), tendrá un trabajo ingente. Salvar el match ball de Hacienda, ordenar todas las deudas, sacar al Deportivo de la esquina en la que lo han metido, normalizar las relaciones con medio mundo, y desmontar el chiringuito que Lendoiro tenía montado en el club. Y es que este, quizá, ha sido el mayor pecado de Lendoiro en sus 25 años, haber convertido el club en una finca particular, un medio de vida y no un fin, donde él y su familia han ganado mucho dinero y han vivido a cuerpo de rey gracias al club blanquiazul.

Cuando el árbitro dé el pitido final, Lendoiro dará sus últimos coletazos como presidente. Intentará hasta el último minuto tomar decisiones que ya le corresponderían al nuevo dirigente, como por ejemplo el acuerdo con los bancos que no ha logrado firmar. Pero ya no presidirá un partido.

Y en dos días, tampoco el Deportivo.