Cruel desenlace de un despropósito

josé m. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Falto de juego, mando y dirección, el Dépor cae víctima de su ansiedad

10 feb 2013 . Actualizado a las 19:23 h.

Poco que ver con el juego y casi nada con la diversión. El Dépor tenía una cita con su futuro inmediato, con la necesidad de sumar para no asistir a lo que podría convertirse en una lenta agonía de regreso a Segunda. De ahí que por encima de los nombres o los protagonistas, lo importante era el ejercicio de pura supervivencia. Y el desenlace fue cruel, como las formas y el desarrollo. Sin argumentos futbolísticos, solo con el impulso del compromiso de unos futbolistas que dan lo que tienen, aunque a ellos no se les corresponda con la misma moneda. Y la afición así lo entendió.

un segundo plan

Pizzi, en la mediapunta

Además del cambio obligado -Assunçao por Aguilar- y del regreso de Marchena, Domingos Paciência mostró ayer un plan B: Pizzi, en la mediapunta, con libertad para inquietar en todo el frente del ataque. Una declaración de intenciones. Su posición marca las intenciones de un técnico que hasta ayer se había mostrado demasiado medroso; y anoche, desesperado ante la adversidad, sin encontrar respuestas, como tampoco las encontró en Getafe. El Dépor comenzó apretando, pero poco a poco, perdió el control del partido. Con un centro del campo escaso, en el que Assunçao y Bergantiños, bastante hacían con achicar agua, el Dépor se vio abocado a una ida y vuelta de la que el Granada sacó partido.

la afición

Apunta al palco

Nadie le puede pedir más. Un horario que invita al sofá y a la televisión o al disfrute festivo del Entroido en las calles, y un equipo que había mostrado su peor versión solo siete días antes, en Getafe. Aún así, Riazor presentó un buen aspecto. Sin más reproches que los que imponen los resultados. Los jugadores pusieron lo suyo, lo que tienen; la afición, también. Y esta vez apuntó al palco, a una gestión que ha descapitalizado la plantilla y que vive de prestado.

la defensa

Superada por la situación

Marchena y la solidez y el orden defensivo. El internacional andaluz es algo más que un símbolo. Ejerce el liderazgo y tiene argumentos para cumplir con más que decoro en el centro de la zaga. Pero el futbol, tantas veces cruel, lo fue con el internacional español, que tuvo la desgracia de poner la firma a su primer autogol en Primera, a un despropósito en el que colaboró media zaga local, incluido un Evaldo que difícilmente tendría sitio en un equipo de la serie B. La ansiedad pudo a un Dépor que incluso encajó un tercer tanto de penalti inexistente, que además le costó al roja a un Manuel Pablo desesperado.

el técnico

Valerón y Juan Domínguez, tarde y a destiempo

Domingos: 6 partidos, 4 puntos, 5 goles a favor y 12 en contra. Se estrenó con un triunfo, pero se ha enredado en el caos del club. Ayer, hasta tuvo el feo detalle de contar con Valerón y Juan Domínguez -sobre todo el canterano- en los últimos minutos, cuando ambos han sido dos damnificados de su llegada. Pero más que el problema, él técnico es la consecuencia de tanto despropósito.