En el gol se deshizo de Demichelis con un gesto técnico que repite a menudo
07 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El Dépor más serio de la temporada coincidió con un Pizzi, quizá su jugador más alegre e imaginativo, de dulce. Autor de cuatro goles a balón parado, tres de penalti y otro más de falta, el que marcó anteayer llegó tras espléndida acción individual. Recogió el error en el pase atrás del lateral del Málaga Gámez y corrió como alma que lleva el diablo al encuentro de Demichelis, quien reculaba hacia el área mientras le daba salida por fuera. Cuando se frenó, Pizzi lo bailó. Primero amagó con irse por la izquierda, pero cambió de trayectoria y le hizo pensar que iba a chutar con la derecha, pero volvió otra vez a la izquierda. El central amenazó con barrerlo, pero el duelo entre ambos ya se desarrollaba en el área y en el último momento retiró el pie. El deportivista disponía de toda la portería para fusilar. Como era con su pie zurdo, menos preciso, optó por un disparo violento y a media altura que se coló por el primer palo y que Willy no pudo detener.
El regate que valió tres puntos trascendentales para el Dépor debe tratarse del favorito para el jugador, pues este no duda en repetirlo en muchos partidos. Lo utiliza siempre en el mano a mano frente a un adversario y preferentemente al galope, como contra el Málaga, aunque no siempre le sale bien. Solo así se explica que este fuese su primer gol en jugada, más allá de los goles de falta o de penalti que había marcado.
También anteayer su cuenta pudo comenzar en una acción a balón parado. En la primera parte estrelló una falta en el poste derecho del Málaga, la segunda que lleva al palo en Liga, pues contra el Mallorca en Liga ya había enviado otro misil al larguero. O aquella falta espectacular en el derbi de Balaídos que Javi Varas salvó con la punta de los dedos.
También en defensa
Contra el Málaga el buen partido de Pizzi había comenzado con el fenomenal despliegue defensivo del extremo. En el nuevo Dépor de Paciência los extremos debían retrasarse a la altura de los mediocentros para defender, lo que suponía un buen puñado de metros más atrás de lo habitual hasta ahora. Y así en cada contraataque. El jugador cedido por el Atlético de Madrid, que pagó 13,5 millones de euros al Braga por su fichaje, se erigió junto a Bruno Gama en las opciones preferidas por sus compañeros para acercarse a la portería del Málaga.
El éxito del menudo extremo, quizá el deportivista que mejor personificó los planes de su nuevo entrenador, se volvió especialmente llamativo en cuanto a su faceta defensiva. Fue el deportivista que más balones interceptó, con seis, aunque tan solo completó una entrada con robo. Su inteligencia táctica le ayudó en esta labor. Además, volvió a destacar por su protagonismo ofensivo: disparó dos veces (el chut del gol y el de la falta al palo), recibió cuatro faltas y dio 39 pases (el 69% acertados). Contra el Málaga Pizzi valió su peso en oro.