Durante años, Lendoiro ha intentado hacer creer a quien lo escuchara que los problemas económicos que padece el Deportivo se deben, principalmente, a dos cuestiones: una, la falta de apoyos; y dos, la pérdida de la condición de equipo Champions.
En ambas razones se ha mostrado reiterativo hasta el hartazgo, a pesar de tratarse de un par de falacias de proporciones épicas. Primero, porque el Deportivo ha sido un club apoyado de mil y una maneras desde todos los estamentos de Galicia desde hace años. Y segundo, porque el Deportivo dejó de clasificarse para la Liga de Campeones en la temporada 2004-2005. Seguir culpando a la Champions, siete años después, de tener una deuda reconocida de 100 millones de euros es un argumento demasiado pobre. Fácilmente desmontable si uno recuerda fichajes como el de Bodipo y negocios como el caso Vecindario.
Lendoiro ha escondido la realidad de su gestión detrás del sentimiento de una afición y ha jugado la baza del miedo al fútbol que tradicionalmente han tenido los políticos para no cumplir con el fisco. Pero las cosas se han complicado en todos los frentes. El dinero ya no circula a raudales por España y el Estado no puede consentir durante más tiempo que en la época de los desahucios, con cerca de cinco millones de parados y con Hacienda embargando a todo aquel que incumple, el fútbol viva en su particular reino de taifas.
Que la Agencia Tributaria embargue al Deportivo todos sus ingresos no es una buena noticia, porque significa que el club blanquiazul está en apuros. Pero hay que recordar que es ahora, y no antes, cuando se está cumpliendo la ley.
Lo que pase a partir de este momento tendrá como único responsable a quien desde hace tiempo ha metido al club en un lío descomunal. Lendoiro se ha ido enriqueciendo (como presidente profesional del club ya ha ganado más de mil cuatrocientos millones de pesetas) al tiempo que la situación económica de la entidad se ha ido degradando. Ciertamente, hemos estado viviendo una situación peligrosa e injusta, al no ser necesariamente coincidentes el bien del club y el de su presidente.
Se supone que el Deportivo necesita un gestor profesional para que busque recursos y no para que la sociedad esté embargada. Hasta la fecha, hay que recordar, es al Dépor al que Hacienda le retiene su dinero, no a Lendoiro.