Los gallegos Bermúdez, Roberto y Dani Vidal destacan el carácter motivante y ganador de Juan Antonio Albacete, técnico del Granada
15 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Recuerda Diego Bermúdez, el lateral izquierdo gallego del Alcorcón de Anquela que acribilló por 4-0 al Dépor la pasada temporada, que el entrenador les había analizado minuciosamente el juego blanquiazul y hasta les había descrito al detalle la plantilla, futbolista por futbolista. «Nos había dicho que era un equipo de Primera y con jugadores de Primera, pero que estábamos en nuestro campo y había que salir a reventar los caballos», explica el futbolista, que el pasado miércoles debutó con el Cádiz en Segunda B. «Es un motivador. Sabe sacar las cosas buenas de cada jugador. Y es muy inteligente a la hora de observar», añade.
Como Oltra, Anquela (Jaén, 1957) antes que fraile fue cocinero y jugó de extremo en el Elche entre el 82 y el 86. «En las charlas claves y en momentos de mucha tensión sacaba alguna anécdota vivida por él que te hacía motivarte y a la vez abstraerte de la presión».
Un ganador
Pese a que el Granada apenas ha sumado un punto en tres jornadas, sus señas de identidad remiten a aquel Alcorcón que la pasada campaña se quedó a las puertas del ascenso: esquema 4-4-2, buen trato de balón, pero también intenso y dispuesto a ahogar al rival en su propio campo. Roberto, el portero del equipo de la ciudad de la Alhambra, a donde Anquela llegó este verano para estrenarse al frente de un banquillo de Primera, califica a su nuevo entrenador como «un ganador». «Es un trabajador nato y sabe cómo es el fútbol. Lleva muchos años y en Segunda protagonizó unos números magníficos. Va a ser un entrenador que va a dar mucho que hablar, porque tiene máxima implicación en la tarea que desarrolla», explica.
Los recuerdos que Dani Vidal, futbolista vigués recién retirado que coincidió con Anquela en el Huesca en el 2004 y luego este se lo llevó al Melilla, guarda de su exentrenador son «las ganas con que todos íbamos a entrenar». «Lo ficharon para salvar al equipo -añade- y con él estábamos deseando que llegase cada entrenamiento. Hacíamos un ejercicio que era un rondo gigante en el círculo central en el que nos poníamos todos, él también, y era divertidísimo, hasta se tiraba al suelo».
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