—¿Es la primera aventura en la que se embarcan?
—Como organización de productores Opmega, no. Pero como directiva, sí. Sobre todo de la magnitud de esta.
—¿A qué mercados se dirigirán? ¿Se quedarán en el nacional o están mirando más hacia la exportación?
—A todos en general.
—Aparte de la puesta en marcha de la planta de producción de mejillón, ¿tienen en mente algún otro proyecto para diversificar la actividad?
—Sí, claro que tenemos otros proyectos encima de la mesa. Los iremos ejecutando a medida de las necesidades.
—¿Cuáles son las principales amenazas para el sector? ¿En qué momento se encuentra y qué podría truncar la buena evolución?
—Hay que buscar unas líneas de mercado estables. También nos preocupan los límites que nos han puesto para la extracción de mejilla, pues nos está costando llenar las bateas. Otra amenaza que tenemos son los vertidos a la ría y las deficiencias del saneamiento. También está el cambio climático y su mitigación.