El discurso del rey

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas MIRA Y VERÁS

TELEVISIÓN

27 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Si hay una certeza que nos ha dejado la Nochebuena es que el discurso del rey, de este rey, no nos interesa. La audiencia ha decidido que mientras Felipe VI nos hace el resumen del año es mucho mejor a) seguir preparando la cena; b) continuar de vinos en la calle; c) estar esperando a Papá Noel o d) meter el champán en la nevera. Cualquier detalle cotidiano de esa noche es preferible a permanecer sentado en el sofá escuchando el rollo institucional que suena a repetido. Y no es precisamente porque lo repetido no nos guste, si somos capaces de aguantar Telepasión treinta años después sin que el share se resienta.

Sin embargo, con el rey no hemos podido. Ni la loa previa que emitió Televisión Española sobre la familia real -la ideal, porque no estaban ni Urdangarin ni Froilán- sirvió para seducir la noche del 24 a los espectadores, ni siquiera por el morbo de saber desde qué habitación, despacho o salón se iba a dar el discurso. Pero la audiencia tiene estas cosas caprichosas de picar o seguir con devoción cualquier web en donde se dé una noticia sobre cómo la reina educa a sus hijas, el culebrón de sus cuñados o qué modelitos lució en su última visita o evento, pero luego rechaza de un plumazo el déjà vu del papelón de la Nochebuena. Quizás este año estemos especialmente sensibles, o demasiado empachados de discursos y mítines, o tal vez el rey se nos haya agotado en ese formato, pero como síntoma y viendo los modos de la nueva audiencia, quizás esta monarquía necesite una serie al estilo The Crown. Algo muy Netflix que sostenga con un poco de glamur tanta corona.