La historia que se ve en diferido

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez MOITO CONTO

TELEVISIÓN

14 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

En su primer año, la redonda ficción de El ministerio del tiempo no se aseguró la renovación por la audiencia, discreta aunque superior a la media de TVE. En su continuidad sin duda influyó el unánime éxito de la crítica, su indiscutible calidad (al jugar de forma amena e inteligente con la historia), el ruido de sus seguidores, su liderazgo en las redes y su buen funcionamiento en diferido (consumo realizado en los siete días posteriores a su emisión).

La segunda temporada, por el momento, discurre igual. La serie suma premios, encadena trending topic y aúna nuevas complicidades al superarse en agudeza sin caer en la repetición y al incluir guiños geniales y poco frecuentes en el ente público por su carga crítica. Alusiones a «puertas giratorias» como ¿final lógico? para un ministro o la socarrona mención de que Napoleón habla «español en la intimidad» son solo algunos ejemplos muy celebrados.

Con una audiencia lineal sostenida, sus responsables hacen bien en insistir en que se preste más atención a los espectadores del día después. La ficción, con un público joven y no tradicional, sufre en especial con esta tímida (por ahora) medición. Todo cuenta para lograr la permanencia, sobre todo teniendo en cuenta que TVE ya mira a la incertidumbre política para no confirmar productos de éxito.