Estamos llegando a un punto en que dan ganas de vestirse a lo Ginger Rogers y empezar a bailar con Fred Astaire. Con esmoquin. Con glamur. Y que la música de Cole Porter ilumine la realidad como en la mejor película clásica. Hoy que ya es sábado, YES que lo es, hay que espantar esta decepcionante realidad con un buen musical que nos anime. Porque si lo que nos toca es hablar de la independencia catalana o del CIS o de la Pantoja es momento de trajearse con elegancia y ponerse a otra altura. Mientras suena My Baby just Cares for Me en la voz de Gene Kelly una se imagina en unos brazos que la eleven y la introduzcan en otro mundo. El sábado en que todas las televisiones se agriarán en debates que reventarán los decibelios permitidos, conviene instalarse en la mejor evasión. Esa misma que consiguió que los estadounidenses aplaudiesen en los años treinta, cuando el paro llegaba a porcentajes terribles, a la gran Ginger en La alegre divorciada o a los hermanos Marx. Así que si quieren subirse al nivel que les corresponde, allá donde los recibirán como se merecen, pónganse una película de las buenas. Yo lo hice el fin de semana pasado y me funcionó. Mientras todos berreaban en la crispación, en mi pantalla volvió a brillar Todos dicen I Love You. Y bailé a lo Ginger de la mano de Woody Allen como Groucho Marx. Ya es sábado. Pónganle ilusión.