«Oliver y Benji» demoraba los goles para poder estirar la trama

cristian reino BARCELONA / COLPISA

TELEVISIÓN

Yoichi Takahashi, en el salón del cómic de Barcelona.
Yoichi Takahashi, en el salón del cómic de Barcelona. INÉS BAUCELLS< / span>

Su creador, Yoichi Takahashi, se inspiró en Mario Kempes y en el Mundial del 78

02 nov 2013 . Actualizado a las 13:11 h.

Uno de los mayores misterios de la televisión de los años 80 y 90 por fin tiene respuesta. Durante años, los niños de medio mundo se han preguntado por qué se tardaba tanto tiempo en meter un gol en la serie Oliver y Benji. El balón volaba y volaba hacia la escuadra y nunca acababa de entrar en la portería. Es más, desde que Oliver chutaba la pelota al arco de Benji hasta que el cuero besaba las redes, los telespectadores que veían el capítulo tenían tiempo de comerse la merienda y hasta de hacer los deberes del colegio. La trayectoria del lanzamiento se hacía interminable y trazaba una parábola que parecía infinita. ¿A qué se debía semejante tortura para el televidente que lo único que quería era ver goles como en un partido de verdad? «Había una intención narrativa, para crear tensión y atrapar la atención del lector/espectador, aun a riesgo de provocar una cierta frustración», relata el creador de la saga, el dibujante japonés Yoichi Takahashi.

Esa razón ya nos la esperábamos. Pero además había otra. En este caso mucho más prosaica. La admite Takahashi, presente durante estos días en el Salón del Manga de Barcelona. En vista del éxito que tuvieron los tebeos, dos años después del nacimiento de la saga (1981) crearon la versión en dibujos animados para la televisión, utilizando los mismos argumentos y el mismo guion. Y por tanto, para que los episodios de televisión «no alcanzaran» a las historias narradas en papel, «tenían que alargar los capítulos» televisivos para no quedarse sin la trama principal. Motivos comerciales, de logística, de los que Takahashi se desmarca. En los libros manga también se ralentizaban las jugadas y los goles, pero porque en el cómic «hay que reflejar, viñeta a viñeta, el sentimiento que tiene el jugador que va a chutar, lo que piensa el portero, el público, sus amigos, qué ambiente hay en las gradas, por eso dedicaba muchas páginas a describir un tanto». Takahashi, que se enorgullece de ser uno de los principales responsables de que el fútbol se haya convertido en un deporte muy popular en su país, relata que él siempre ha sido muy aficionado a los mangas de boxeo y béisbol, pero que la inspiración para crear Oliver y Benji (Capitán Tsubasa, en Japón) le llegó viendo por televisión el mundial de 1978 en Argentina. Le gustó Mario Kempes, el Matador, la estrella de aquel Mundial que ganó la albiceleste ante la mirada de la junta militar. Pero sobre todo le «impresionó» el ambiente de los estadios y la atmósfera que se creaba, que le provocaron unas enormes ganas de dibujar partidos de fútbol. Creó una serie muy futbolera, con la que quería transmitir el mensaje de que lo más bonito en la vida es «hacer realidad un sueño a través del esfuerzo». Aunque le saliera un producto -admite- en el que se fomentaba en exceso el carácter súpercompetitivo del deporte.

La serie tiene más de tres décadas, pero su autor reconoce que los tres protagonistas guardan un gran parecido con las estrellas del fútbol actual. Así, para el creador, Oliver, el bueno de la peli, el que mete los mejores goles, es Messi, mientras que el malo, el agresivo y orgulloso Mark Lenders, es Cristiano. El tercero es Benji, que juega de portero, en este caso, según Takahashi, Iker Casillas. Iniesta también tiene un papel en esta historia, porque siempre ha reconocido que su pasión por el fútbol le vino viendo los goles y regates de Oliver Atom.