Orgullo y perjuicio

Beatriz Manjón

TELEVISIÓN

02 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Hace poco le desaconsejé a un amigo ir a colaborar al programa Sálvame. Y no porque considerara que no estaba a su altura, ni tampoco porque creyera que él no estaba a la altura del programa, sino porque nunca necesitó abrirse paso en una tertulia cuchillo en boca, a la procura de diana, y porque siempre ha tenido claro que era periodista y no protagonista.

Si María Teresa Campos me lo hubiera preguntado le habría dicho lo mismo y se habría ahorrado el bochorno de ver cómo la troupe de Jorge Javier la enjuiciaba como a cualquier concursante de reality. Ningún espectador pudo defenderla como intenta ella con la audiencia en una sección que calma su sed de diario. Entristece ver cómo esta gran comunicadora, que antes decidía a quién ensalzar y a quién vapulear, pero sin pringarse, porque para eso estaban sus esbirros, ahora tiene que rendir cuentas ante aquellos que otrora fueron menospreciados como personajes de segunda. Y entristece también que una madre que ha visto cómo diariamente humillaban a su hija en El Tomate, se siente a charlar con el que fue su verdugo. Por eso pido, en esta semana del Orgullo, un poquito de ídem.