La serie creada por Stephen Hillenburg se emite en 112 países y genera un movimiento económico anual estimado en 6.000 millones de euros
06 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.En 1999 nadie apostaría por Bob Esponja. El canal Nickeleodeon estrenaba la serie creada por Stephen Hillenburg con discretos resultados. Un año después comenzaba su imparable ascenso, que ha convertido a este personaje en el Mickey Mouse del siglo XXI, tanto en influencia como en rentabilidad económica.
Las cifras apabullan. La esponja que vive en una piña debajo del mar tiene una audiencia estimada de sesenta millones de espectadores en todo el mundo. Hay 700 licencias repartidas en 112 países, centenares de perfiles abiertos en las redes sociales, (algunos con casi tres millones de fans), más de 4,6 millones de resultados en Google y es uno de los personajes que más productos de consumo ha generado en los últimos años, entre juguetes, calzado, libros, videojuegos y hasta galletas, por citar solo algunos. En torno a esta serie se mueven 6.000 millones de euros al año. Sin duda, Bob Esponja es un gran negocio.
La pregunta es evidente. ¿Cuáles son las claves de este éxito? Vicente Waller, director creativo de la ficción, apunta una primera interpretación sobre el calado del personaje entre el público: «Es un crío, tiene toda la diversión y felicidad de la que disfrutamos cuando somos pequeños, pero al mismo tiempo disfruta de la libertad de un adulto. Bob tiene una casa, una mascota y tiene un trabajo que adora. Los niños piensan. Ese soy yo, pero con libertad». Se trata de una dualidad que no ha enganchado solo a los más pequeños. El perfil de seguidores de Bob Esponja va desde los 5 años hasta jóvenes y adultos en un fenómeno de masas excepcional para un dibujo animado. Solo Los Simpson pueden compararse en influencia.
Un biólogo con visión
Stephen Hillenburg es el padre de la criatura. Nació en Fort Sill, una pequeña localidad del estado norteamericano de Oklahoma en 1961. Trabajó durante tres años como profesor de biología marina y siempre estuvo fascinado por la fauna que habita en las piscinas de roca naturales que labra el mar. Esta fue la base de un cómic que utilizó para guiar las visitas de niños al Instituto Oceanográfico de California. Así nació Bob Esponja, que no era cuadrada como la actual. Luego la adornó con todos sus famosos complementos. En estos dibujos ya estaban presentes todos los personajes que habitan en esta serie. Calamardo, Patricio, Arenita, Gary, Plancton, todo el universo del que disfrutan, desde hace doce temporadas, millones de espectadores en todo el mundo.
A Bob Esponja también le ha envuelto la polémica. Los sectores cristianos más conservadores de Estados Unidos lo acusaron de promover la homosexualidad. Una polémica que llevó a Hillenburg a intervenir «No es gay, ni heterosexual, simplemente es un ser asexual que trata de ser entretenido».
La serie ha sobrevivido a sus detractores. Se ha ganado un prestigio reconocido por sus numerosos premios. Ha ganado casi una veintena de galardones, como los Annie, los Golden Reel Award, los Kids Choice Awards o los de la Asociación de Críticos de Televisión, además de contar con seis nominaciones a los Emmy. Incluso la revista Time lo calificó como uno de los mejores programas de la historia.
Tres cadenas en España
Bob Esponja se ha convertido en una serie de gran tirón. Clan revalidó el pasado mes su posición de primer canal temático más visto, con el 3,2% de la audiencia, ya por encima de cadenas convencionales como La 2. Los directivos del ente público reconocen que la serie de Hillenburg es uno de sus productos estrella, que programan diariamente a las horas de mayor consumo del público infantil. Bob Esponja también ha dado el salto esta semana a Cuatro. La cadena del grupo Mediaset comenzó sus emisiones diarias desde el primer capítulo. La respuesta de Clan a esta competencia ha sido la de programar, desde el pasado día 1, la última temporada de la serie, también disponible en opción de pago en Nickleodeon. No hay duda. Las cadenas se pelean ahora por Bob.