Demasiado guapas para la televisión

TELEVISIÓN

21 abr 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

HASTA hace poco, las mujeres que salían en televisión se dividían en dos grupos: las periodistas serias y las azafatas y adláteres de presentadores. Las primeras mantenían una presencia correcta, agradable y formal; las segundas seducían con cuerpos espectaculares y una imagen rebosante de frivolidad. Sin embargo, en los últimos tiempos estamos viendo que el fenómeno de mujeres de diez se extiende por la parrilla. Ya no llega ser una comunicadora de primer nivel y tener una presencia aceptable. Ahora, las féminas que nos cuentan las noticias en el telediario, las que presentan un magacín o las que hacen sesudas entrevistas lucen cuerpos de escándalo, facciones que parecen esculpidas con bisturí y melenas que ya quisiera para sí Farrah Fawcett. ¿Es malo esto? No debería serlo, pero pienso que sí. No porque sea molesto ver a periodistas guapas y encantadoras presentando el Telediario , pero sí por el mensaje que su aspecto de homogénea belleza envía a las demás: hay que ser perfectas. Me explico. Un hombre puede ser buen comunicador aunque su físico no cause desmayos (desde Jordi González a Alfonso Arús pasando por El Gran Wyoming o Arguiñano) y eso parece indiscutible. Pero una mujer, no. Carmen Maura no tendría ahora un miserable punto de share si no adelgazase hasta quedar en los huesos y se estirase como un chicle. Posiblemente, la única mujer popular que no cumple los cánones de belleza más estrictos es María Teresa Campos, y por eso siempre está justificándose y comentando que en persona gana mucho. ¿Alguien ha oído decir cosa semejante a Wyoming o a Jordi González? Lo que no veo es cómo salir de esta espiral. Tal vez una solución sería exigir lo mismo a los hombres, y así se rebajaría la presión para todos, también para ellas.