BAGDAD, Londres, Sharm el Sheij, preñan de muerte los informativos de estos días. Chatarra calcinada, escombros y rastros de sangre, aunque eso si, evitan los cadáveres. Gracias. El presentador/a lee el apoyo a las imágenes y adiosmuybuenas... La audiencia tampoco aspira a Disneylandia, que la vida es canalla, pero se impone reflexionar sobre el objetivo final de tanta destrucción. Miremos a los medios. Quienes ponen bombas pretenden repercusión mediática, sin importar los muertos. Servidor es consciente de que esta matraca es cosa ya leída, pero la preocupación aumenta. Pasaron de daños materiales y algunas victimas, al salto cuantitativo de cuantos más muertos, mejor. ¿Causa? Miremos a los medios audiovisuales. Si pones una bomba y matas a tres, bah... Pero si son doscientos, abres y te dan carrete para una semana larga. Y de propina la «doctrina Charles Bronson» en sus facciosos thrillers de los setenta: Disparo primero, pregunto después..., que ahora aplica la policía de Blair. Nadie en las teles da caña a esta táctica fascista. Como nadie remueve la llaga de Irak o se cuestiona Al Qaeda tirando de los flecos que Michael Moore sacó en Fahrenheit 9/11 . Mucho ganarían los informativos si al tiempo que impresionan con tanta destrucción, aportaran luz a tanta violencia. No está reñido con la objetividad.