El director recrea las aventuras del hidalgo en una película galardonada en Venecia Juan Luis Galiardo y Carlos Iglesias protagonizan el filme, rodado en la Mancha
08 nov 2002 . Actualizado a las 06:00 h.Aunque tuvo su preestreno en Galicia, en el marco de la mostra Cineuropa, que durante todo el mes de noviembre se desarrolla en Santiago, pocos habrían apostado hace unos meses a que El caballero Don Quijote encontraría hueco en las pantallas comerciales, tal como anda el mercado cinematográfico español frente a su eterno competidor, el cine de Hollywood. Lugo, Santiago y Vigo la tienen en cartel desde ayer. Estamos en 1615, tiempo en que Cervantes ya publicó su primer libro y convirtió en personajes populares al hidalgo don Quijote y a su fiel escudero Sancho Panza. Pese a estar convaleciente, Alonso Quijano decide ponerse otra vez su vieja armadura para ir al encuentro del turco, que al parecer baja por la costa con una peligrosa armada y muy malas intenciones. Tomando como base la segunda parte del texto cervantino, el realizador cántabro Manuel Gutiérrez Aragón recrea sobre un guión propio las aventuras y desventuras del hidalgo manchego en una versión galardonada en Venecia y muy bien recibida por la crítica en la Seminci de Valladolid. Con Juan Luis Galiardo en la piel de un Quijote avellanado y Carlos Iglesias en un Sancho que rompe su tópico de la obesidad, la película pretende alejarse de las versiones recreadas hasta ahora, combinando realismo con fantasía, y respetando la fidelidad en los exteriores a través de una factura técnica impecable. La fotografía es de José Luis Alcaine, «en colores intensos y contrastados», en palabras de Aragón; la dirección artística, de Félix Murcia; el vestuario, de Gerardo Vera, y la música, de Pepe Nieto. Rostros conocidos El reparto incluye también otros rostros conocidos del cine español como Santiago Ramos, Manuel Alexandre, Joaquín Hinojosa, Emma Suárez, Juan Diego Botto o Manuel Manquiña, en el papel de un mago Merlín. Para el rodaje se utilizaron exteriores de la Mancha con el tono seco y de tierra para cereales como era en el siglo XVII, y para interiores se recurrió también a localizaciones mezcladas con secuencias filmadas en estudio e incluso apoyadas por tecnología digital como en el caso de la cueva de Montesinos. Otro aspecto cuidado por Aragón en su guión fue el de adaptar los diálogos según las circunstancias: «En los textos en que hablan personajes populares se han evitado palabras incomprensibles para el gran público pero los textos de don Quijote siguen siendo grandilocuentes y arcaicos».