DOS CHIFLADOS Y UNA ESTRELLA

La Voz

TELEVISIÓN

MIGUEL ANXO FERNÁNDEZ CRÍTICA DE CINE/OBRA MAESTRA Dijeron algunos que el hermano pequeño vivía de los réditos del mayor, Fernando. Que como él hay muchos, pero sin un padrino director dentro para sacarlos adelante. Sin embargo, con «Obra maestra», como antes con «La buena vida», David Trueba demuestra tener madera de autor.

04 nov 2000 . Actualizado a las 06:00 h.

Cine dentro del cine pero sin empalago. En realidad cuenta la peripecia de dos chiflados que aspiran a hacer su gran película en súper-8 para la que quieren tener a la actriz de moda, su musa. De entrada Obra maestra anuncia un tono de comedia negra, pero a medida que la trama avanza, el drama hace su aparición y ya no abandonará ese territorio oscilante hasta el mismísimo desenlace. Benito y Carolo pretenden crear su obra cumbre, uno en la dirección y otro en la interpretación. Sin tener un duro y utilizando de gran plató la casa que la familia del primero tiene en la sierra. Como es lógico, Amanda no comparte esos sueños de grandeza y se niega a participar en esa cutre-producción. Por eso la secuestran, y a partir de ahí Ariadna Gil despliega una gran cantidad de matices que la confirman como actriz más allá de la coyuntura. Encabeza la principal virtud de la película, un diseño de personajes que la sostiene hasta el final frente a cierta endeblez de la trama. Si Ariadna es la estrella que se mete coca para superar el precio de la fama y se muestra un ser frágil e inestable, Carolo es el ingenuo trabajador de un matadero que sueña con musicales. Ambos forman una pareja que llega al espectador. El tercero en discordia, el Benito de Santiago Segura, no puede desprenderse totalmente de esa sensación que transmite el propio actor, que es un personaje en si mismo en su vida cotidiana al margen de las pantallas. Sin embargo, logra convencer como cinéfilo lunático, un soñador al que en su familia llaman subnormal y se masturba viendo películas porno. La relación que acaba por restablecerse entre los tres se rompe bruscamente al final. David Trueba descompensó su guión. Es imposible no aguardar a un subidón de adrenalina para los minutos finales. Pero eligió la alternativa del desencanto. La secuencia de cierre es buena, aunque inesperada.