UN PAÍS EN LA MOCHILA

La Voz

TELEVISIÓN

INTERFERENCIAS / Miguel A. Fernández

09 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

Las setas y el jamón estaban magníficos. A José Antonio Labordeta, antaño cantautor y ahora político aragonesista, pero tambien un señor de bigote y aspecto bonachón, que da bien como caminante curioso por pueblos y parajes de la España rural, le toca avivarnos el espíritu en la noche dominical con Un país en la mochila, una serie que no revolucionará el género pero que lo respeta y lo dignifica. Es un documental simpático, que aún lindando con el estereotipo del formato turístico que tanto flipaba a la televisión de los setenta, voz en off incluida, evidencia la suficiente personalidad para hacerlo distinto y hasta reivindicativo de unas formas de vivir que aún perduran por esas viñas del Señor, ajenos a la vorágine mediática. Afortunadamente, que nos los estropean. Cuando Labordeta habla en sus comentarios, lo sentimos disfrutando con lo que ve. Su viaje por la sierra de Aracena en Huelva y alrededores, le quedó curioso. Antropología y etnografía se dan la mano a través de imágenes sencillas pero vistosas, cuya modestia aparece sólo disipada cuando se recurre a las tomas aéreas para situar el entorno natural y construído de un territorio bellísimo. También papamos solomillo de cerdo asado a pie de matanza y vimos como tallistas y guarnicioneros conservan sus nobles oficios. Bonita manera de cargarnos las pilas para un lunes de curre.