Marc Simón, subdirector general social de la Fundación la Caixa, explica cómo Galicia contará con siete proyectos para la dinamización del medio rural
05 dic 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La convocatoria de Proyectos Sociales de la Fundación ”la Caixa” pone en marcha sus motores con 60 proyectos en Galicia y una dotación de 1,5 millones. Una convocatoria con novedades porque esos proyectos van acompañados de otros siete de la convocatoria Acción Social en el Ámbito Rural. Foz, Monforte, Vilalba, Viveiro, O Barco de Valdeorras, Verín y Lalín tendrán sus propias iniciativas con un objetivo: abordar el reto demográfico para frenar la despoblación desde diferentes perspectivas. «Buscamos que en cada lugar se realice la acción más pertinente», explica Marc Simón.
—Tras 25 años de acción social, ¿por qué ahora el rural?
—Hace ya unos años empezamos a ver que no había demasiados proyectos en este ámbito y vimos que entidades que habitualmente no se presentaban a las convocatorias empezaban a hacerlo.
—¿El foco principal se pone en la despoblación?
—Sí, pero es un enfoque diferente. La línea que más preocupación genera no es solo el fenómeno de la despoblación. Cambiar esto es muy difícil. Hablamos de poner el foco en todo aquello que aún estamos a tiempo de parar y evitar que en zonas clave no se produzca una mayor marcha de habitantes. Que aún se pueda parar.
—¿Qué tipo de lugares?
—Lugares con una progresión que es negativa y donde, si pasas cierto umbral, empiezas a perder servicios. No solo pierde población el núcleo principal, sino los núcleos de alrededor. Lo que hemos hecho ha sido enfocar la convocatoria en esos puntos clave. Cabeceras de comarca, poblaciones de entre 10.000 y 20.000 habitantes, aún con servicios, pero que llevan diez años perdiendo población.
—Proyectos de todo tipo y de la mano de entidades gallegas.
—Sí. Además son de tres años de duración con objetivos como fijar el colectivo de jóvenes y mujeres. Las estadísticas dicen que la despoblación femenina predice cómo va a ser la despoblación en general. Además, le hemos dejado libertad a los colectivos.
—¿Cómo define los proyectos?
—Son muy buenos, con entidades de gran nombre y experiencia. Tienen sentido y variedad porque apuntan, por ejemplo, a temas de empleo en su entorno, intentando aprovechar los recursos naturales y permitir que la gente siga con ese arraigo con el territorio. También hay algún proyecto que tiene que ver con nuevos pobladores y cómo hacer esa integración, uno de los aspectos que tenemos pendientes en España.
—¿Cómo se consigue que los jóvenes vuelvan al medio rural? ¿Es uno de los grandes desafíos?
—Creo que la transformación del mercado de trabajo nos puede dar oportunidades por eso de que los empleos no tiene que realizarse en un lugar concreto. La conectividad ha mejorado mucho de forma global y eso permite que algunas actividades se puedan ir desplegando y que puedan ejercer esa retención o atracción de nuevos pobladores. En la retención está sin duda la clave. Y esa retención, como se ve en algunos proyectos, debe hacerse poniendo en valor los recursos que tiene la tierra. Esa es una fortaleza de cara al futuro y hay una tendencia a querer volver a esto. Estas convocatorias no están orientadas a cómo repoblar. Para nosotros era más posibilista trabajar en frenar esa despoblación para que el problema no sea aún mayor.
—¿Ve algún proyecto especialmente interesante?
—Todos lo son. Para mí la acción social de hoy en día tiene que ver con que no hay una solución válida para todo, hay que ajustarse a lo que necesita cada territorio. Hay un juego entre tipos de proyectos.
—¿Valoramos nuestro rural?
—En general no. Lo hemos dejado olvidado mucho tiempo y parece que solo sea un lugar de turismo, y eso cuando podemos. Se tiene poco en cuenta en general. Sí es cierto que hay una tendencia a que esto se frene. Por eso pensamos que si las iniciativas económicas no van acompañadas de algo más, nunca van a funcionar.