El papa revela que le quisieron usar en el cónclave del 2005 para «bloquear la elección de Ratzinger»

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GIUSEPPE LAMI | EFE

En un libro, del que se ha adelantado un extracto, Francisco asegura que «fue una maniobra en toda regla». «Estaban pensando en proponer a otro cardenal. Me contaron, más tarde, que no querían a un papa 'extranjero'», defiende el pontífice

31 mar 2024 . Actualizado a las 11:31 h.

El papa ha revelado que en el cónclave del 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, los cardenales electores usaron su nombre para «bloquear la elección de Ratzinger y después negociar un tercer candidato diferente». «Sucedió que yo llegué a tener 40 de los 115 votos en la Capilla Sixtina. Eran suficientes para frenar la candidatura del cardenal Joseph Ratzinger, porque, si me hubieran seguido votando, él no habría podido alcanzar los dos tercios necesarios para ser elegido papa», narra en el libro El sucesor, (Planeta) escrito por Francisco en colaboración el corresponsal de ABC en el Vaticano, Javier Martínez-Brocal, que se publica el 3 de abril.

En un extracto del libro ya adelantado, y que recoge Europa Press, Francisco asegura que los cardenales juran no revelar lo que sucede en el cónclave, pero los papas tienen licencia para contarlo. «En ese cónclave -el dato es conocido-, a mí me usaron», detalla.

El Papa detalla esta «maniobra» y deja claro que al votarlo «la idea de quienes estaban detrás de los votos» no era que el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio saliera elegido. «Fue una maniobra en toda regla. La idea era bloquear la elección del cardenal Joseph Ratzinger. Me usaban a mí, pero detrás ya estaban pensando en proponer a otro cardenal. Todavía no estaban de acuerdo sobre quién, pero ya estaban a punto de lanzar un nombre. Me contaron, más tarde, que no querían a un papa 'extranjero'», añade.

Asimismo, Francisco también revela que en el cónclave que empezó el lunes 18 de abril del 2005 su candidato era el entonces cardenal Joseph Ratzinger. «Era el único que en ese momento podía ser papa. Después de la revolución de Juan Pablo II, que había sido un pontífice dinámico, muy activo, con iniciativa, que viajaba... hacía falta un papa que mantuviera un sano equilibrio, un papa de transición», asegura sobre su voto.

«Y es verdad. Si hubieran elegido a uno como yo, que hace mucho lío, no habría podido hacer nada. En aquel momento, no habría sido posible. Yo salí contento. Benedicto XVI fue un hombre que acompañó el nuevo estilo», explica. También detalla que Benedicto XVI encontró «mucha resistencia dentro del Vaticano».

«¿Qué estaba diciendo el Espíritu Santo a la Iglesia con ese nuevo papa? Con la elección de Joseph Ratzinger estaba diciendo: Aquí mando yo. No hay espacio para maniobras», concluye.