La pornografía infantil generada con inteligencia artificial abre un nicho de impunidad para pedófilos
SOCIEDAD
Faltan herramientas legales para perseguir los vídeos sin personas reales
12 feb 2024 . Actualizado a las 08:27 h.El 21 de diciembre del 2022 la Policía Nacional detuvo a un pedófilo en Valladolid. Como ocurre casi siempre en estos casos, le incautaron miles y miles de archivo de pornografía infantil. Lo que no había pasado nunca en España es que entre esas fotografías y vídeos hubiese una porcentaje elaborado con inteligencia artificial (IA), y además por parte del propio detenido, que tiene unos conocimientos informáticos avanzados.
Ahora mismo, ni siquiera son necesarias esas habilidades especiales, porque hay múltiples aplicaciones de código abierto que utilizan tecnologías de IA y que permiten generar imágenes sin las cortapisas que sí incluyen las herramientas más conocidas de las principales empresas comerciales.
«Los archivos, que causaron un gran impacto a los investigadores por su extrema dureza, representaban imágenes reales de niñas de muy corta edad siendo violadas y utilizando órganos y juguetes sexuales desproporcionados», detalló entonces la policía para dejar claro que con estas herramientas digitales cualquier salvajada tiene cabida.
En el supuesto de que este tipo de contenidos utilicen imágenes de personas reales, niños en este caso, alteradas mediante herramientas informáticas para presentarlos en contextos sexuales, el delito de pornografía infantil está claro. Además, se le podrían sumar otros contra la integridad moral o contra la propia imagen. El problema jurídico viene cuando no hay personas implicadas. No es posible identificar una víctima directa porque ese contenido se ha generado desde cero sin utilizar más referentes que los datos a los que puede acceder cualquier sistema de inteligencia artificial generativa.
Los delitos sin víctima son un concepto más de la política que del derecho y tradicionalmente se han relacionado con cuestiones relativas al decoro y la moral pública. Existen incluso pensadores muy reconocidos, como John Stuart Mill, que han teorizado sobre lo que se denomina «principio del daño», según el cual las personas deben ser libres de actuar como deseen siempre que sus acciones no causen daño a otros. De ahí que no esté del todo claro cómo se pueden perseguir a nivel legal estas conductas.
La Fiscalía General del Estado, en previsión de que este tipo de cuestiones podrían presentarse, emitió ya en el 2015 una circular sobre los delitos de pornografía infantil con un apartado específico para la «pornografía virtual» en el que incide en el concepto de «imágenes realistas» y especifica: «Serán imágenes cercanas a la realidad, a la que tratan de imitar. Dicho de otro modo, serían imágenes que no son reales pero lo parecen. Podrían abarcar imágenes alteradas de personas existentes e incluso las imágenes generadas mediante ordenadores».
Este documento le sirve de base a algunos juristas consultados para asegurar con rotundidad que las conductas de estos pedófilos pueden ser perseguidas, aunque también hay otros que fían a las futuras leyes europeas un marco más claro.
Natalia Pastor, sexóloga: «Lo importante es educar en una sexualidad más consciente»
Más allá de la aberración que supone la pornografía infantil, hay otro tipo de porno, violento y que cosifica a la mujer, que según algunos estudios supera el 80 % de todo el que se produce. La psicóloga Natalia Pastor, de Sexperimentando, explica que la clave, más que en las prohibiciones, está en que la educación que reciben niños y adolescentes les proteja para que este tipo de contenidos no marquen su sexualidad y sus formas de relación social.
«Lo importante no es tanto restringir si no educar. Al final los adolescentes van a poder buscar la forma de consumir la pornografía (y la buscarán más aún si la consideran más prohibida) y sin una educación que respalde ese contenido, las consecuencias negativas del consumo de porno tendrán un mayor impacto en los más jóvenes», opina la especialista, para quien esta educación debería llegar a todos los lugares con el objetivo de que «los adolescentes podrán tener una relación con su sexualidad más consciente, sana y menos comparativa en función a un canon tan exagerado como se puede ver en el porno».
En lugar de eso, actualmente hay cientos de miles (seguramente millones) de menores en España accediendo a contenidos pornográficos «sin buscarlo siquiera», como dice la sexóloga, porque se lo encuentran incluso en anuncios mientras hacen uso de otras plataformas. «Sin un contexto previo, a través de la educación en casa o en el contexto académico, pueden tener una idea totalmente desvirtualizada de lo que es la erótica y el sexo, y pueden desarrollar un imaginario alrededor de esto que desencadenará complejos y agravios comparativos desde edades muy tempranas», añade la experta.
Si además ese contenido es violento e implica una degradación de la mujer, las consecuencias pueden ser todavía más lesivas. «Por ejemplo, si en el contenido se visualiza cómo una mujer que está siendo violada acaba disfrutando, quizá el adolescente integre que esto es así en la vida real», dice Pastor para quien estas películas «relegan a la mujer a un mero objeto que satisface al hombre» y esto perpetúa roles de desigualdad más allá del porno.