Científicos suizos logran que ratones con la médula espinal rota vuelvan a caminar

doménico chiappe COLPISA

SOCIEDAD

El ratón, en la parte de arriba con la médula rota y abajo, ya recuperado
El ratón, en la parte de arriba con la médula rota y abajo, ya recuperado

Desarrollan una terapia genética para regenerar las conexiones nerviosas y recuperar el movimiento de sus miembros inferiores, según un estudio publicado en Science

22 sep 2023 . Actualizado a las 16:22 h.

La rotura completa de las conexiones nerviosas en la médula espinal provoca la pérdida de movilidad de las extremidades y causa una parálisis permanente en el individuo que ha sufrido la lesión. Sin embargo, el desarrollo de una terapia genética en ratones de un grupo de científicos del Instituto Politécnico Federal de Lausana (EPFL) y NeuroRestore, en Suiza, logra que vuelvan a caminar a pesar de tener una lesión que cercenó completamente su columna. Este hallazgo abre las puertas a que se pueda aplicar en humanos en el futuro, y que se puedan restaurar los nervios rotos que causan la paraplejia.

Para «activar el crecimiento de neuronas más relevantes, reforzando el crecimiento de los nervios (afectados por la lesión) con proteínas y conduciéndolos mediante moléculas guía hasta el lugar de su implantación en el otro lado», el estudio comenzó con la secuenciación del ARN unicelular del sujeto de estudio. De esta manera lograron «identificar la población neuronal más prometedora» para «promover el crecimiento de los axones» (cuerpo de las neuronas que empieza en el cerebro y se ramifica, en este caso, hasta otras células nerviosas que promueven el movimiento de las extremidades inferiores), explican los autores en la revista Science.

Una vez logrado este desarrollo de los nervios rotos, la segunda parte del estudio consistía averiguar cómo podían ser «guiados» hacia el lugar donde estaban antes de la lesión, su «objetivo natural». Al lograr ambas metas, el resultado fue que se «restauró la marcha en ratones después de una lesión medular completa».

En lesiones parciales, la regeneración de los axones de la médula espinal se había constatado con anterioridad, indican los científicos. «Cuando la médula espinal de ratones y humanos está parcialmente dañada, a la parálisis inicial le sigue una recuperación amplia y espontánea de la función motora. Sin embargo, después de una lesión completa de la médula espinal, esta reparación natural no ocurre y no hay recuperación», mantienen los autores, encabezados por Jordan W. Squair, adscrito al Instituto NeuroX del EPFL. La regeneración de fibras nerviosas, al menos en ratones, se apoyaba en la «regulación positiva de proteínas específicas en el núcleo de la lesión».

Inspirado en la naturaleza

Como una «restauración funcional sólida» no se había alcanzado hasta ahora, el objetivo de este estudio eran las «subpoblaciones neuronales que restauran la marcha después de una lesión medular incompleta». Es decir, que todavía recorrían el «camino» y generaban el impulso nervioso necesario para el movimiento. Los identificaron con la secuenciación de ARN «de un solo núcleo» y los condujeron a su «región». Sin este paso, la «regeneración de los axones simplemente a través de la lesión no tuvo ningún efecto», indican los autores en el artículo Recuperación de la marcha después de una parálisis mediante la regeneración de neuronas caracterizadas en su región objetivo natural.

«Los axones específicos no solo deben regenerarse, sino también reconectarse a sus objetivos naturales para restaurar la función motora», explicó Squair en un comunicado. Esa «atracción» de las fibras nerviosas hacia su objetivo natural se lograba con la «administración de moléculas guía». «Nos inspiramos en la naturaleza cuando diseñamos una estrategia terapéutica que replica los mecanismos de reparación de la médula espinal que ocurren espontáneamente después de lesiones parciales», afirmó Squair. Ahora bien, advierten los científicos, la terapia genética requiere la combinación de otro tipo de tratamientos, como la estimulación eléctrica de la médula espinal, que mejoren la capacidad de las fibras restauradas. Esperan que se aplique al primer humano «en los próximos años».