
La falta de lluvia aumentará la temperatura de las masas de aire que lleguen a la comunidad
11 may 2023 . Actualizado a las 07:24 h.En estos momentos hay tres zonas de la Tierra que destacan por sus intensas anomalías meteorológicas. El sudeste asiático y Canadá están registrando un calor completamente extraordinario. Sin embargo, el caso más extremo es, sin lugar a dudas, el de la Península. Resulta necesario incluir también al vecino Portugal porque el Gobierno luso acaba de declarar la alerta por sequía severa en el 89 % del país.
España combina ahora mismo cada uno de los elementos de riesgo que se dan en otras regiones del mundo. El déficit de lluvia en España se ha intensificado tras el abril más seco desde 1961. El pasado mes también ha sido extremadamente cálido. Además, el mar está muy caliente.
Todos estos factores anuncian una inercia que afectará al verano. Y esto es justo lo que están empezando a señalar las pronósticos estacionales. La Agencia Estatal de Meteorología predice que el próximo trimestre será más cálido de lo normal y no observa una tendencia clara en cuanto a la precipitación. En la práctica significa que no caerá agua suficiente para aliviar la situación. «En cualquier caso estos pronósticos hay que tomárselos con precaución ya que Galicia está situada en un cruce de caminos atmosféricos y la fiabilidad no es elevada. Pero también cabe destacar que en un contexto de cambio climático las probabilidades de tener meses cálidos aumentan», reconoce Juan Taboada, de MeteoGalicia.
El cóctel explosivo que se está cocinando puede provocar que el período estival sea más extremo en la Península en general y en el noroeste en concreto. La gran amenaza es que se produzca un escenario en el que la sequía propicie olas de calor más potentes y estas a su vez agraven todavía más los efectos de la ausencia de lluvia. Esto ya ocurrió el verano pasado en Galicia.
La pregunta que cabe plantearse sería ¿de qué forma una sequía propicia temperaturas muy altas y cómo un calor anómalo empeora la crisis del agua? Todo forma parte de una reacción en cadena que va de lo global a lo local.
Los gases como el dióxido de carbono y el metano atrapan el calor que el planeta libera hacia el espacio exterior. Como están aumentando por las actividades humanas producen un efecto invernadero que calienta el mundo. Dado que la Tierra se calienta, la diferencia térmica entre el ecuador y los polos se está reduciendo.
«El hecho de que las temperaturas aumenten más en las zonas polares que en las ecuatoriales provoca que la corriente en chorro, que separa el aire frío del cálido, adopte un modo meridional, con excursiones de nortea sur y de sur a norte bastante pronunciadas. Su circulación debería ser más zonal, es decir, de oeste a este», reconoce Taboada.
Dentro de esos meandros del jet stream se forman anticiclones que se sitúan más al norte de lo habitual. Además, evolucionan lentamente y la persistencia de estas situaciones aumenta con respecto a lo que sería una circulación más zonal. «Las altas presiones suelen dejar estabilidad atmosférica e inhiben los movimientos verticales de la atmósfera y no dejan precipitaciones. Si los anticiclones son muy persistentes en el tiempo, los períodos secos serán más prolongados y aumenta el riesgo de una sequía meteorológica», sostiene Taboada. Este es el relato de los hechos que han conducido a la sequía que persiste en la Península y que ya no afecta a Galicia tras las intensas lluvias que se registraron el pasado otoño.
En este contexto, ahora que empieza el período más caluroso del año, la sequía en España puede convertirse en un factor importante que eleve el termómetro en la comunidad gallega dado que el aire procedente del sur llegaría más cálido. «El aire se calienta por la falta de humedad en el suelo y en la vegetación. Con las mismas condiciones meteorológicas, si el suelo y la vegetación tiene humedad se produce evapotranspiración y eso contiene los termómetros ya que parte de la energía se invierte en el cambio de fase del agua. Pero cuando este efecto no puede tener lugar por la falta de humedad, toda la energía solar se invierte en elevar las temperaturas y alcanzan valores mucho más elevados», concluye Taboada.