Ágatha Ruiz de la Prada: «La gente que no tiene un vestido mío me parece rancia»

álvaro soto COLPISA

SOCIEDAD

Elvira Urquijo A. | EFE

La diseñadora, que publica sus memorias, recuerda que el año que salió el polémico vídeo de Pedro J. Ramírez fue el que más facturó. «Dar pena es bueno para todo, también para vender»

19 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

 Cree Ágatha Ruiz de la Prada que nunca había sido tan libre como ahora, y eso es mucho decir en una mujer que ha hecho siempre de su capa un vestido de corazones. Marquesa de Castelldosríus, baronesa de Santa Pau y grande de España por parte de familia, y Premio Nacional de Diseño y Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes por parte de ella misma, inauguró el viernes la Mercedes-Benz Fashion Week con una colección dedicada a sus perfumes. Además, triunfa en las librerías con Mi historia (La Esfera de los Libros), unas memorias en las que lo recuerda todo y no se calla nada. Shakira cantó su venganza y Ágatha la escribió.

—Ha estado en 42 ediciones de la pasarela de Madrid.

—No ha habido en la historia de España nadie que haya vendido tantas cosas como yo. Cuando voy a un auditorio con mil personas, pido que levante la mano quien haya tenido algo mío, un vestido, un boli o lo que sea, y es raro que alguien no lo haga. Una mujer española un poco sofisticada debe tener por lo menos un traje de Ágatha, igual que tiene uno de Dior o de YSL. ¿Eres capaz de sentir la experiencia maravillosa de llevar un Ágatha? La gente que no tiene un vestido mío me parece rancia, es como haber vivido la época de Balenciaga y no haber tenido un diseño suyo.

—¿Ágatha también viste de Zara?

—Yo siempre visto de Ágatha, hasta para bajar a comprar el pan.

—¿Y a quién le gustaría vestir?

—No soy nada mitómana, pero a la que más, a Kim Kardashian.

—¿Siempre le ha dado igual lo que piensen los demás?

—Si a Picasso le hubiera importado lo que decían las amigas de su madre, ¿qué habría pintado?

—Su libro critica a gente muy poderosa. ¿Ha perdido amigos?

—He sido valiente, sí, y vamos por la cuarta edición. A los lectores les está encantando. No es Proust, pero cuento lo que ha pasado.

—Ana Botella queda muy mal.

—No he tenido amistad con ella, y sinceramente, me la sopla lo que piense. No tengo nada en común con Ana Botella, no tiene educación artística ni sensibilidad. Y nunca me ha comprado un traje, al contrario: su actitud ha sido siempre la de «no se vaya a pensar esta que la voy a ayudar».

—Otro que recibe es su pareja durante 30 años, Pedro J. Ramírez, al que rebautiza como el Innombrable.

—Cuando lo conocí, él tenía un nivel cultural justísimo, leía las enciclopedias Salvat. Yo estaba acostumbrada a otra cosa, por mi abuelo. Con el tiempo, el Innom se llegaba a gastar 30.000 euros en un solo día en libros.

—El año en que usted facturó más fue el del vídeo sexual.

—Cuando ocurrió aquello, me quedé noqueada, fue desgarrador. Pero me fui a vivir a París y me vino muy bien. Mis ventas se multiplicaron, una burrada. Yo creo que la gente me cogió cariño y pensó: «Con lo mal que se ha portado él y lo bien que se ha portado ella». Das pena, y eso es bueno para todo, también para vender.

—Su casa fue un centro de poder, con los políticos entrando y saliendo.

—Lo que más agradezco de no estar con el Innom es no tener que aguantar a los políticos. No escuchan, no les interesas. Me dices de ir a cenar con un político y no, gracias, me aburren mogollón. Y eso que los que tenemos ahora son guapos.

—Tras su divorcio se convirtió en una soltera de oro.

—Los divorciados nos hemos puesto de moda. De hecho, ahora no estar divorciado es un hándicap. Mira Shakira o Tamara, con los cuernazos del otro. O la Preysler, que se ha humanizado con lo de Vargas Llosa. Yo estaba en plan abuela, pensando que los señores se hacen mayores y pesados, pero de repente me echo un novio, luego otro. No se me pasaba por la cabeza, pero mira.

—¿La persiguen los hombres?

—Cuando coges fama.

—¿Y cómo liga?

—Soy contradictoria. Mi plan preferido es quedarme en la cama leyendo, pero también me gusta salir. Si alguien organiza algo y no me invita, me molesta muchísimo. Cuando el divorcio, mis amigas me dijeron que había que ir a La Peseta [un bar de Madrid] a ligar, allí te presentan gente y... El que no arriesga no gana. También fui la imagen de una web de citas para mayores de 50 años. Me gustó la idea, aunque me pareció complicado, por eso les dije a las de mi estudio: «Buscadme algo que valga la pena». Quería que me lo dieran hecho. Contactaron conmigo mil tíos, pero a los tres días conocí a Luismi [el empresario Luis Miguel Rodríguez]. Si tú tienes una actitud abierta, los señores reciben el mensaje de que estás buscando novio, como los perritos cuando están en celo.

-¿Ahora está enamorada? [Sale desde hace un año con el abogado José Manuel Díaz-Patón].

—Sí, muy enamorada.