Camila se considera un «viejo murciélago»

Arantza Furundarena MADRID / COLPISA

SOCIEDAD

CLARENCE HOUSE | REUTERS

Más popular que nunca, la duquesa de Cornualles celebra su 75 cumpleaños riéndose de sí misma

18 jul 2022 . Actualizado a las 09:29 h.

Si a Diana se la denominó la princesa del pueblo, a Camila podría considerársela una duquesa de pueblo. Su reino sí es de este mundo, pero del mundo del campo. En el entorno rural ha encontrado la segunda esposa de Carlos de Inglaterra su verdadera esencia, igual que Diana la encontró en una desconcertante mezcla de pasarelas y territorios minados. Más que campo, lo de Camila es campiña, un agro estilizado donde no hay tractores ni boñiga de vaca, solo encantadores cottages con abigarrados jardines en los que tomar el té. En ese bucólico entorno celebró ayer su 75 cumpleaños y la culminación de su personal cruzada por meterse a la prensa, y en general al pueblo británico, en el bolsillo. Algo que, según las encuestas, parece haber conseguido.

Sostiene el refrán que del amor al odio solo hay un paso. En sentido inverso, sin embargo, podría afirmarse que del odio al amor media un abismo. Pero Camila, la mujer más detestada del Reino Unido por haber sido la amante que propició la separación de Carlos y Diana (el toro que mató a Manolete en versión británica) se las ha arreglado para sortearlo.

CLARENCE HOUSE | REUTERS

Ayer cumplió tres cuartos de siglo con la popularidad por las nubes y después de una semana dedicada a la promoción de su persona por medio de actos sociales y una cuidada estrategia a la hora de conceder entrevistas.

Es difícil detestar a alguien capaz de reírse de sí misma hasta el punto de autodenominarse «viejo murciélago». Y es así como se presentó Camila mientras le estrechaba la mano al fotógrafo Jamie Hawkesworth, de la edición británica de Vogue. «Perdona, esta mañana te toca fotografiar a un viejo murciélago», le dijo riendo. Luego le regaló otra confesión impagable: «Me había puesto uñas de gel, pero las perdí todas ayer haciendo el jardín».

CLARENCE HOUSE | REUTERS

La autoironía parece figurar entre los puntos fuertes de la duquesa de Cornualles. Un cierto grado de astucia, también. Sobre todo a la hora de elaborar su autorretrato, el de una mujer llana y sencilla, ajena por completo a la sofisticación y la coquetería... ¿Puede haber un perfil más opuesto al de Lady Di?

Abuela de cinco nietos

Sin prisa, pero sin pausa, Camila ha conseguido transformar su imagen de mujer sin escrúpulos en la de una inofensiva abuela de cinco nietos que cultiva deliciosos melocotones, y se ha hecho un hueco en el corazón de los británicos y de la correosa familia de su marido. Si en un principio la acogieron con recelo, la de Cornualles podría tatuarse ahora sin temor a equivocarse Amor de suegra. La suya, nada menos que Isabel II de Inglaterra, acaba de darle el espaldarazo definitivo al solicitar públicamente que sea llamada reina consorte cuando su hijo Carlos llegue (si es que eso algún día ocurre) por fin al trono.

Las muestras de cariño hacia Camila Parker por parte de toda la casa real británica se multiplicaron ayer en las redes. Su hijastro, Guillermo, junto a su esposa Kate, le desearon un «muy feliz 75 cumpleaños» con una foto en la que Camila aparece con un vestido color lavanda paseando por la campiña. Ella agradeció todo ese tsunami de cariño con un breve texto y una entrañable foto en la que posa abrazada a un ser muy querido... Y, tratándose de alguien 100 % british, por supuesto no es su marido sino su mascota, una perrita de rescate llamada Beth a quien la duquesa incluso ha llegado a prestar alguno de sus collares de perlas.