Francisco Pascual: «Es terrible que un menor beba cerveza, no hay consumo sano en una droga»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

SOCIEDAD

XOAN A. SOLER

El presidente de la sociedad científica Socidrogalcohol asegura que la sociedad española no tiene la madurez necesaria para legalizar el cannabis

04 dic 2021 . Actualizado a las 09:48 h.

Presidente de la sociedad científica Socidrogalcohol, Francisco Pascual Pastor (Alcoy, 1959) asegura que las restricciones de la pandemia consiguieron reducir el consumo de alcohol en los menores. Pero las peores previsiones se cumplieron. Una vez levantadas las medidas, llegó el efecto rebote en los jóvenes.

-¿Cómo influyó la pandemia en el consumo de alcohol en menores?

-En general, al principio estábamos asustados porque la gente empezó a ir a los supermercados a comprar bebidas alcohólicas y papel higiénico, pero al final hemos visto que el consumo ha disminuido. En cuanto a los menores sí hubo un descenso pero cuando se empezaron a levantar las restricciones el consumo tuvo un efecto rebote. Ahí vimos el problema, tras los períodos de confinamiento y medidas más estrictas. Los jóvenes se tenían que esconder hasta el momento en el que se abrieron las puertas, y ahí ha habido un rebote importante.

-¿Bebían en solitario?

-No, pero en pandemia se buscaban sitios para hacer botellón en grupos más reducidos y escondidos, un local, una lonja...

-Dio una charla que en su título lleva las palabras banalización y alarmismo, ¿qué drogas se banalizan y en cuáles se alarma?

-No hemos conseguido llegar al punto intermedio, para ciertas sustancias banalizamos, como el alcohol y el cannabis. El alarmismo lo traduciría en amarillismo, ya que estas drogas solo se tratan mediáticamente para hablar de macrobotellones o cuando pasa algo con un menor. No explicamos a la población general qué entraña todo esto. Normalizamos los consumos tanto desde el punto de vista de los jóvenes como de los mayores.

-Precisamente hace unas semanas se presentó en el Congreso una proposición para legalizar el consumo de cannabis, ¿cuál es la postura de su asociación?

-En estos momentos los estudios sobre cannabis no tienen suficiente peso específico para legalizarlo. ¿Legalizamos el cannabis recreativo? ¿Quién lo consume, a qué edad, dónde lo vendemos, tiene efectos secundarios, con qué concentración de THC, quién lo cultiva...? La sociedad no tiene ni la información ni la madurez necesaria para legalizar en estos momentos el cannabis. Lo que sí se debería regularizar y valorar son los cannabinoides, es decir, ciertos alcaloides que contiene el cannabis, para determinadas enfermedades.

-¿Se infravaloran los riesgos de su consumo en menores?

-Sí, se banaliza. Estamos hablando del THC, que es la sustancia psicoactiva, que provoca pérdida de interés por las cosas, falta de concentración y memoria... Y en determinados jóvenes, sobre todo cuando hay predisposición genética, ambiental o familiar, estamos viendo cuadros psicóticos en gente muy joven en algunos casos irreversibles, que pueden provocar un cuadro de tipo esquizofrénico para toda la vida, con alucinaciones y paranoia.

-¿Es el alcohol la droga más peligrosa para los jóvenes?

-Sin duda, y por varios motivos, primero porque puede ser la puerta de entrada para otras sustancias, y porque un joven que consume alcohol no sabe el límite de lo que puede aguantar, por lo que la posibilidad de intoxicación o de coma etílico es mucho más frecuente. Después está la moda de beber una cierta cantidad de alcohol importante en corto espacio de tiempo para coger el puntito, pero a veces no sabes dónde esta el punto y terminas pasándote. Este juego es una ruleta rusa.

-¿Cuánto daño han hecho la cerveza y el vino, al no verse como bebidas terribles para los jóvenes?

-Pues yo sí veo terrible que un menor beba cerveza, porque además es la bebida más fácil de conseguir, y junto con el vino tienes a la industria detrás promoviendo que cierto consumo es sano. No existe el consumo sano en una sustancia que es una droga. No hay ningún estudio con evidencia y real que diga que cualquier consumo de alcohol, por mínimo que sea, es saludable.

-Los expertos apuestan por elevar el precio del tabaco para reducir su prevalencia en jóvenes, ¿también en cerveza y vino?

-Hay que gravar con impuestos, es una buena política contrastada por la OMS. Poner un precio mínimo como ha ocurrido en Escocia ha disminuido el consumo de alcohol.

-¿Desde qué perspectiva hay que abordar el alcoholismo en menores?

-Diría que en primer lugar desde la familia, es imprescindible que la familia sea la que ejerza las normas y que no se vea el alcohol como algo cotidiano, es decir, como que hoy es domingo y se puede tomar una cerveza. Desde la pediatría también, pero ya para detectar casos que tengan problemática. Detrás de un adolescente que coge una borrachera igual no hay nada, pero detrás de un adolescente que se emborracha todos los fines de semana o consume todos los días seguramente hay un déficit, afectivo, personal, de maduración, un conflicto familiar... Más allá de preocuparnos estrictamente del consumo vamos a preocuparnos de quién es el joven y de qué le pasa.

 -¿Es el consumo de fármacos un problema entre los menores?

-De hipnosedantes, se ha visto más durante el confinamiento. Sobre todo de benzodiacepinas tipo diazepam.

-¿Cómo acceden a estos fármacos?

-La mayoría de veces se los dan los padres, aunque también los cogen de otros familiares. Una situación de estrés, 'ha fallecido el abuelo, tómate esto y duermes', una situación de fracaso escolar, de mal de amores... Enmascaramos el problema porque queremos evitar el sufrimiento del menor, y podemos generar un problema aún más grave. 

-Detrás de muchos problemas de salud mental de los menores, ¿está el consumo de bebidas alcohólicas?

-No soy proclive a asociar a trastornos mentales a alcohol. ¿Por qué? Porque con un menor es muy difícil hacer un diagnóstico de un trastorno, ya que no tiene ni edad para cumplir algunos criterios. Que a medio o corto plazo pueda desarrollarse un problema mental, vale, pero puedes diagnosticar a partir de cierta edad. Lo único que hemos visto en adolescentes es con el consumo de cannabis, pero con el alcohol no. Que por el consumo de alcohol tengas un trastorno de personalidad no lo diagnosticaría como mínimo hasta los 18. 

 

-¿Sigue bajando la edad de inicio en el alcohol?

-No ha habido un descenso, hace años que estamos entre los 13 y 14 años. Si uno de los objetivos de los programas preventivos es subir la edad de inicio y siempre estamos en la misma, habrá que dar una vuelta a la prevención.

-¿Qué falla?

-Hacer prevención no es poner un vídeo, una foto, o dar una charla en un colegio. La prevención tiene que tener una continuidad y una evaluación que al final no hacemos, para saber qué es lo que funciona y qué no. Hay que dar alternativas reales de ocio y tiempo libre de calidad.

Desarrollan un cribado para que los pediatras gallegos detecten de forma precoz adicciones en atención primaria

La Facultad de Psicoloxía de Santiago acogió una jornada sobre el desafío de la detección e intervención precoz en adicciones con o sin sustancia en la adolescencia, coordinada por el profesor de la USC Antonio Rial Boubeta. Precisamente este investigador y su equipo han elaborado un sistema de cribado para detectar en las consultas de pediatría de los centros de salud y de forma precoz, adicciones con sustancia -alcohol u otras drogas- y sin sustancia, como son el juego on line y presencial.

Estas adicciones son el principal problema de salud pública en la población infantojuvenil, y es importante tener herramientas para su detección precoz. Los investigadores han adaptado a la realidad gallega el modelo Sbirt, una herramienta internacional, y el objetivo es que pueda elaborarse una aplicación informática que permita a los pediatras aplicarla. Esta especie de cribado permitirá detectar problemas menores, de mayor calado o ya importantes, y a partir de ahí realizar una intervención breve. Las pautas de esta intervención ya han sido elaboradas, explica Rial Boubeta, por un equipo en el que participaron psicólogos clínicos, pediatras y psiquiatras. El siguiente paso es pilotarlo en centros de salud y comprobar su validez para generalizarlo a toda la sanidad gallega.

Este proyecto intentó pilotarse antes de la pandemia pero la llegada del coronavirus impidió su puesta en marcha. El profesor de la USC confía en que a principios del 2022 pueda aplicarse ya de forma experimental.