Breverías

Doktor Pseudonimus EL ZAGUÁN DEL SÁBADO

SOCIEDAD

09 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo dice Nicolás Gómez Dávila en Sucesivos escolios a un texto implícito. «Al repudiar los ritos, el hombre se reduce a animal que copula y come». Y por eso es tan importante mantener el ritual en la mesa y en la cama. También dice: «Hasta finales del siglo XVIII lo que el hombre agregaba a la naturaleza acrecentaba su hermosura. Lo que agrega desde entonces la destruye». Algún lector podría decirme que ese párrafo está escrito por un reaccionario típico y lleva la razón. Pero el problema consiste en saber si es falso o verdadero.

Moncloa, Hollywood y los disfraces

Lo dejó escrito Marshall McLuhan en Guerra y Paz en la aldea global. En Hollywood se alojan más pieles rojas de los que en su día habitaron en la frontera. Algo similar ocurre ahora en la Moncloa con los autodenominados «expertos», pero con una clara diferencia. El disfraz en los expertos monclovitas es mucho menos verosímil que el de los indios navajos.

La mujer y el vestido

Puede leerse en El segundo sexo de Simone de Beauvoir. Cuando intenta explicar el uso de una vestimenta extravagante en la mujer adulta o más que adulta. «Habiendo renunciado a la seducción, el vestido vuelve a ser para ellas un juego como en la infancia». Pero en la infancia quienes eligen la vestimenta son las madres y en la edad adulta las mujeres que renuncian totalmente a seducir ya son «ex-mujeres».

Las faldas y la sotana

Lo dejó escrito el Arcipreste de Hita, experto consumado en la coexistencia de faldas y sotanas. «Mejor quiere la dueña ser un poco forzada/ que decir: ‘haz tu gusto’, como desvergonzada;/ con un poco de fuerza queda muy disculpada». Muy poco sabemos sobre la vida y la obra del Arcipreste. Solo dos cosas. Una es que más de una vez estuvo recluido en prisión. La otra es que su obra El libro del buen amor es aceptada como la obra cumbre del mester de clerecía del siglo XIX. Pero no precisamente como un ejemplo de literatura feminista.

La poeta y el aplauso

De sí misma lo dijo Gloria Fuertes. «Dios me hizo poeta y yo me hice bibliotecaria». Y no hace falta ser clarividente para saber que al conocer esa noticia los libros empezaron a aplaudir.