El correo de la infancia

Doktor Pseudonimus

SOCIEDAD

18 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

A veces la infancia me manda una postal. Es un verso de Michael Krüger, un poeta alemán. De vez en cuando algo que ves o que oyes te lleva en volandas al tiempo de la niñez. Un tiempo casi siempre nimbado por un aura de felicidad. Pero una infancia absolutamente feliz suele ser una gratificación inventada por la memoria. Los niños sufren, pero su curiosidad hace que ese sufrimiento no cuaje en tristeza. Y es por eso que nos da tanta pena ver a un niño triste. Tristeza non ten fin, felicidade sí. Cantaba Toquinho con letra de Vinício de Moraes. Pero era una canción de adultos para ser cantada por adultos. Y, además, brasileiros.

Toma y daca

El papa ofrece a un cardenal una toma de rapé. El cardenal, amable, pero firme, le dice al papa: doy las gracias a su santidad pero no tengo ese vicio. El papa contrariado, pero sin perder la compostura añade: si se tratase de un vicio lo tendría.

Contra la calumnia

Lo escribe Plauto en una de sus comedias. «Los que calumnian deberían ser colgados de la lengua y los que las escuchan colgados de las orejas. Ya solo le faltó pedir que una vez colgados los calumniados les tirasen de los pies.

La eficiacia

Puede leerse en Escolios a un texto explícito. «Los eficaces nos obligan a volvernos eficaces o a ser decentes y perecer». La sentencia no es del todo cierta y encierra una buena dosis de «mala uva». Pero da que pensar.

Un piropo

«Ella era rubia como una cuerda de un violín y como ella capaz de estremecimientos». El inventor de ese piropo fue nada menos que José Ortega y Gasset. Pero uno no puede dejar de dudar de la eficacia que tendría hoy en día comparar a una mujer con la cuerda de un violín. Mas de alguno -o alguna- lo considerarían una «cursilada».

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