-¿Qué nuevos formatos y productos acompañan al periodismo digital?
-Las narrativas visuales en general, y específicamente las que giran en torno a la visualización de ingentes cantidades de datos, ayudan a contar y facilitar la comprensión de hechos complejos y a seguir su evolución en el tiempo. De ahí que el covid-19 haya supuesto una magnífica oportunidad para incorporar este formato a la narrativa editorial sobre el avance de la pandemia, su impacto en las diferentes geografías, los factores que explican la propagación del virus y, más recientemente, la evolución de la vacunación. Lo mismo ocurre con el audio y el pódcast que, con una presencia cada vez mayor en el relato periodístico, reflejan cambios en los hábitos de consumo de información convirtiéndolo en algo cada vez más personal y a la carta. De igual manera, la sobreabundancia de información en el entorno digital se acompaña de una necesidad ya expresada por la audiencia tiempo atrás y que la pandemia ha acentuado: la identificación de qué es relevante, qué artículos aportan contexto y claridad en la explicación; en definitiva, qué es lo que no debes perderte para estar debidamente informado sobre un tema. La respuesta a esta necesidad puede ser una newsletter o boletín electrónico, un producto informativo ya existente que está adquiriendo una mayor importancia porque sintetiza el carácter prescriptor de los medios.
-¿El futuro pasa por el uso de algoritmos para personalizar el contenido?
-Yo diría que el presente de los medios ya pasa por el uso de tecnologías que permiten una experiencia de lectura y consumo de información más personalizada. Cuando hacemos estudios con usuarios para, por ejemplo, entender mejor qué carencias o mejoras podemos incorporar al desarrollo de la app, nos suelen decir dos cosas: una, que no les gustaría volver a encontrar de manera destacada en portada la misma noticia que ya han leído y dos, que les gustaría encontrar fácilmente los temas que más les interesan y estar advertidos de su publicación. Ambas cuestiones se refieren a una interacción personalizada con el producto digital a partir del conocimiento de sus hábitos de lectura. Sin embargo, los lectores también nos dicen una tercera cosa: que no quieren un producto que les presente solamente información acorde a sus preferencias. Es decir, un producto excesivamente personalizado. Pienso que la incorporación de capacidades técnicas que mejoren la experiencia del usuario en clave personal no debe conducir a ofrecer al lector exclusivamente lo que quiere leer. El debate sobre la personalización en los medios se desvirtúa cuando se concluye que lleva irremediablemente a la producción de contenido «a la carta» o que fragmenta la propuesta editorial destruyendo así la jerarquía informativa algo que, evidentemente, resulta irrenunciable para un periódico. Iñaki Gabilondo lo explica muy bien en el vídeo que grabó para la campaña de suscripción de El País: «El periodista tiene que hacer no solo lo que la gente quiere, sino lo que la gente tiene derecho a saber. Y lo que la gente tiene derecho a saber no se puede computar en una lista de los likes. A lo mejor esto no te gusta, pero tienes derecho a saberlo. Yo te lo voy a ofrecer».