La combinación de aguas más cálidas lo habitual y el fenómeno de La Niña permitirán que se formen más tormentas tropicales y huracanes que otros años
09 abr 2021 . Actualizado a las 13:49 h.El 2020 pasará a la historia como uno de los años con mayor actividad ciclónica. El Centro Nacional de Huracanes se vio obligado a recurrir al alfabeto griego para nombrar a los sistemas de bajas presiones tropicales. Esta semana, científicos de la Universidad de Colorado presentaron su previsión para la temporada que arranca el 1 de junio y se extiende hasta el 30 de noviembre. Esto no quiere decir que no pueda formarse alguna tormenta fuera de esta franja temporal, los llamados extemporáneos. La gran mayoría se forman durante esos meses porque la temperatura del agua en el Atlántico tropical supera los 26 grados.
El pronóstico vuelve a señalar que serán unos meses con una actividad superior a la media. «Estimamos que se formarán 17 tormentas con nombre, 8 huracanes y 4 huracanes importantes», destaca el meteorólogo de la universidad norteamericana y experto en huracanes Philip Klotzbach.
Las tormentas tropicales que llegan como huracanes al Caribe surgen en las aguas de Cabo Verde. El proceso comienza con una ligera perturbación del aire que sale del continente africano y llega al océano empujada por los vientos alisios, que soplan del este al oeste. En la región tropical del Atlántico, el agua caliente alimenta la perturbación hasta convertirla en una tormenta. En ese primer estado, la criatura atmosférica es muy delicada y cualquier imprevisto puede frenar su génesis.
Dos factores que ya coincidieron el año pasado vuelven a crear las condiciones ideales para que los gigantes de la atmósfera se formen y puedan crecer con facilidad. Uno de ellos es una anomalía cálida en la temperatura del agua, que marcará valores por encima de la media. El otro factor no se encuentra en el vecino océano, sino en el Pacífico, pero demuestra que la atmósfera no entiende de fronteras. En la región ecuatorial del Pacífico se desarrolla en estos momentos un evento débil de La Niña y la tendencia es que vaya recuperando una situación normal. En cualquier caso lo que no se espera es que se desarrolle El Niño, que frena la actividad ciclónica. Cuando el Pacífico se calienta, en el Atlántico el viento en altura o cizalladura sopla con más intensidad y esto evita que las tormentas puedan llegar a desarrollarse.
Si el Atlántico se convierte otra vez en una máquina de producir sistemas de bajas presiones tropicales, la probabilidad de que uno de ellos ascienda hacia el norte y pase cerca de Galicia también aumenta. En este sentido, existe antecedentes como el año 2005, cuando la temperatura del agua también fue muy alta y se formaron ciclones como el Delta que se desviaron de su trayectoria habitual. Cuanta más actividad haya, más probable parece que pueda visitarnos un huracán o incluso que se pueda formar uno in situ, como ocurrió el pasado año con el huracán Pablo. El ciclón Pablo desafió la lógica científica cuando en octubre del año pasado transitó de borrasca a ciclón tropical al oeste de las Azores primero y después, contra todo pronóstico, comenzó a ascender y a 44 grados latitud norte, a unos 700 kilómetros de la costa gallega, se transformó en un huracán de categoría 1.
El escenario actual favorecería tanto que ciclones tropicales se puedan transformar en borrascas como también que las bajas presiones extratropicales se conviertan en huracanes, algo que no es tan habitual. Este tipo de transiciones meteorológicas se desconocían hasta hace pocos años y son precisamente las que tienen más potencia de afectar a Europa.
La presencia de tormentas tropicales y huracanes cerca de la Península siempre se ha considerado un hecho anómalo. Sin embargo, en los últimos cuatro años, de manera consecutiva, nos han visitado varios de estos gigantes de la atmósfera. No solo eso, en menos de un lustro la actividad ciclónica extratropical ya ha hecho historia con Ophelia y Pablo. El primero fue el huracán más potente que se formó al este del Atlántico desde que existen registros y el segundo transitó de ciclón a huracán en latitudes medias.