El origen de Oumuamua divide a la comunidad científica

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Un astrónomo de Harvard sostiene en un libro que se trata de un objeto artificial

01 feb 2021 . Actualizado a las 19:07 h.

El Universo es un lugar tan vasto y misterioso, y el conocimiento tan limitado, que resulta sencillo caer en el terreno de la especulación, justo por donde ahora se mueve la comunidad científica tratando de encontrar una explicación para el objeto conocido como Oumuamua, que significa «mensajero que llega de lejos», en hawaiano.

El 19 de octubre del 2017, astrónomos del observatorio Haleakala, en Hawái, observaron a través del telescopio Pan-STARRS un extraño cuerpo que se encontraba a solo treinta millones de kilómetros de la Tierra. Sus características eran muy particulares. Medía 400 metros de largo y su ancho era diez veces menor. Se movía muy rápido siguiendo una trayectoria caótica. Por si fuera poco, aumentaba la velocidad como quien pisa el acelerador y venía del espacio interestelar, el primero conocido.

Su naturaleza desconcertó a los expertos. Se habló de cometa, asteroide, pero también de un objeto artificial. Los investigadores de la Universidad de Harvard Shmuel Bialy y Abraham Loeb, publicaron en la revista Astrophysical Journal Letters que podría tratarse de una sonda alienígena. «Para explicar el movimiento orbital, el cual se acelera sin una causa clara, proponen que es una vela de una nave. Del mismo modo que los veleros en la Tierra aprovechan el viento para navegar, en el espacio se puede usar la presión de luz para desplazarse», explica el astrónomo Borja Tosar.

Esta tesis, como era de esperar, generó un acalorado debate en la ciencia. La inmensa mayoría de los astrónomos apuesta por una explicación de origen natural. Sin embargo, Loeb publica este mes un libro en el que defiende su propuesta. En Extraterrestrial: The First Sign of Intelligent Life Beyond Earth argumenta que el descubrimiento del objeto espacial «significa que nuestro sistema solar fue visitado recientemente por tecnología alienígena avanzada procedente de una estrella distante», asegura. «Oumuamua es un objeto raro como pocos, el primer objeto interestelar que es detectado, con esa forma y una aceleración difícil de explicar. Sin duda pone a prueba mucho de lo que sabemos o lo que creíamos conocer», reconoce Tosar.

Otras hipótesis

La publicación del libro promete avivar la polémica sobre este curioso cuerpo astronómico. Hay otras muchas propuestas que tratan de encajar el hallazgo dentro del universo conocido. «Podría ser un fragmento de un planeta despedazado al pasar cerca de un objeto con mucha gravedad, los restos expulsados violentamente por un sistema estelar en formación o del colapso de una gigante roja en una enana blanca. Lo que es indiscutible que no tenemos una explicación contundente, queda mucho trabajo para llegar a una conclusión con peso que permita inclinar la balanza de forma clara hacia una explicación», sostiene Tosar.

A día de hoy la teoría que cuenta con el mayor respaldo dentro del mundo científico apuesta a que Oumuamua tiene que ser un asteroide. «Fue clasificado en un primer momento como cometa, aunque al no detectarse cola, hubo que reclasificarlo a asteroide. Es la primera vez que un cometa se reclasifica», subraya el científico gallego. Recientemente los astrónomos Darryl Seligman y Gregory Laughlin han presentado una hipótesis sobre esta anomalía cósmica que la ciencia ha calificado, por lo menos, como interesante. «Tendría su origen en el espacio interestelar, donde se pueden encontrar frías nubes de hidrógeno que cubrirían su superficie, del mismo modo que una helada cubre el parabrisas de un coche, envolviendo el exterior del objeto en hidrógeno en estado sólido, lo que explicaría la aceleración anómala. El hidrógeno generaría una cola cometaria que aceleraría el objeto y que sería mucho más difícil de detectar que las colas de los cometas normales. Esta propuesta también justificaría su forma alargada y hasta la velocidad con la que entró en el sistema solar. Si resulta ser correcta habría que volver a clasificarlo como cometa», concluye Tosar. Al caso Oumuamua se puede aplicar el antiguo principio de la navaja de Ockham que sostiene que «en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable».