¿Por qué se celebra cada 31 de octubre el Samaín?

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La Tierra atraviesa este sábado un punto destacado en el calendario astronómico

31 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La electricidad lleva iluminando los hogares y las ciudades del mundo más de un siglo. Pero este es un tiempo insignificante en la historia completa de la humanidad. Durante miles de años, los seres humanos vivieron en sintonía con el Sol. La vida cotidiana se organizaba en función de la luz solar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el día y la noche crecen y disminuyen a lo largo del año y lo hacen a un ritmo desigual. Las primeras civilizaciones que fueron capaces de descifrar el patrón del calendario astronómico tenían señaladas fechas específicas en las que entendían que algo le ocurría al astro rey. No es casualidad, por ejemplo, que San Juan se celebre coincidiendo con el momento justo en el que el crecimiento de la horas de luz alcanza el pico máximo. A partir del 21 de junio se invierte la tendencia y los días empiezan a decrecer poco a poco. Los antiguos encendían hogueras para proporcionar fuerzas a la estrella. 

Además de los equinoccios y solsticios, que fijan los cambios de estaciones, existen puntos intermedios que son conocidos como cruce de cuartos. La Tierra alcanza hoy el ecuador entre el otoño y el invierno. Es además el período del año en el que crecimiento de la oscuridad se produce con más intensidad. Hoy el día dura 10 horas 19 minutos. En el próximo mes y medio, la oscuridad habrá ganado otra 1 hora y 20 minutos, hasta el solsticio de invierno, cuando tiene lugar la noche más larga del año y llega otra época importante: la Navidad.

Este sábado 31 de octubre tiene lugar otra célebre festividad: el Samaín, un fiesta que se remonta a la civilización celta. Los celtas, conscientes de que la energía del sol parecía menguar, decidieron dar un protagonismo especial a este día en su calendario. Samaín significa en la lengua celta el final del verano. Consideraban que entre el 31 de octubre y el 1 noviembre la oscuridad se adueñaba de sus vidas. Así que a partir de esta fecha contaban los años.

El uno de noviembre marcaba el inicio de un año nuevo celta. Y durante esa noche de transición entre el año viejo y nuevo que señalaba además el final de la cosecha, los celtas creían que los muertos descendían al reino de los vivos. Entre otros rituales, encendían hogueras para espantarlos, dejaban comida en las puertas de las casas e incluso se disfrazaban para pasar desapercibidos. Una costumbre que ha heredado una famosa fiesta americana que ocurre en la víspera del día de difuntos. Halloween significa la adoración de todos los santos. Es un evento que guarda la esencia de la tradición celta. El tirón que tenía esa celebración pagana celta fue aprovechada por el cristianismo. En el siglo VIII se decidió que el 1 de noviembre se mantuviese la antigua costumbre de recordar a los seres queridos ausentes.