Las salidas y el gasto se han retraído. En las tiendas hablan de una «bajada lenta y constante»

N. D. Amil
F. Brea
C. Devesa
Redactora, ahora en la delegación de A Coruña

Laura dejó su trabajo fijo en una tienda textil de Vigo para abrir su propio negocio. Invirtió sus ahorros y cuando acababa de darle la última mano de pintura a Pombalia, el Gobierno central decretó el confinamiento de la población. Todavía no había podido subir la verja cuando tuvo que bajarla. Su sueldo es el único que entra en casa de sus padres y la viabilidad del negocio depende de que sus clientes crucen el umbral de su puerta. «Invertí todo mi dinero en esta tienda y ahora la Navidad será el punto de inflexión de si abandono o sigo peleando», señala Laura Pombo, que reconoce que «lo montó con toda la ilusión del mundo, pero fue en el peor momento».

Durante el estado de alarma tuvo que pagar el alquiler íntegro. Y a día de hoy «ganan más los propietarios de lo que puedo sacar yo», lamenta Pombo, que se ha reinventado y en su escaparate hay, además de ropa de cama, bolsas de la merienda y mascarillas. Lejos de lamentarse, quiere pensar en positivo y en levantarse cada mañana para intentar mejorar. Pero no se olvida que «los ahorros de mi vida los metí aquí».

Ese pensamiento pasa por la mente de otros muchos, como la responsable de Ricar Moda, Carlota Magariños. Es media mañana y los clientes van entrando a cuentagotas en su negocio de la calle Michelena, en Pontevedra. Está destinada a un público mayor y el miedo impera entre su clientela. «Está habiendo menos gente que otros años, pero incluso la mercancía de invierno todavía está llegando ahora», comenta. Se sale menos y se necesita menos ropa. Esto es algo que repiten muchos de los comerciantes de Pontevedra. «Antes llegaban y comparaban una maleta, vendíamos en un mes cerca de 150 maletas y ahora estamos en la mitad», explica Marga Sabugueiro, del SY&CO, que ya incluye en el escaparate mascarillas. Ella es positiva. Eso y los dispensadores de geles son lo que más se están vendiendo.

Los comerciantes de la ciudad echan cuentas para ver la rentabilidad de los meses de trabajo, pero algunos, como Carlota Magariños, son más prácticos: «Ya no hago cuentas de la lechera como hacíamos antes, así cuando facturamos nos llevamos una alegría». No deja de ser una fórmula para adaptarse a la forma de comprar en los nuevos tiempos. «Todo lo que venga será bienvenido», apunta. Los clientes siguen necesitando vestirse, pero la reducción de las salidas es una cadena que repercute directamente en el comercio local.

Ana Vázquez, de Equivalenza
Ana Vázquez, de Equivalenza CAPOTILLO

Ana Vázquez, de Equivalenza, es una de ellas. Acostumbra a vender perfumes y cosmética a trabajadores del ocio nocturno también se resiente. «Si no pensamos que esto nos afecta a todos, estamos equivocados, esto es una cadena», comenta. Ella es de las que cree que lo peor es la incertidumbre después de un mes de agosto atípico. «Estamos en una bajada estable y sostenida, ahora ya pensamos en lo que pueda pasar en Navidad», apunta la responsable de Equivalenza.

Pese a la situación crítica de muchos negocios, los comerciantes de Pontevedra son positivos y reconocen que mientras puedan seguir manteniéndose, están satisfechos. Eso sí, todos temen lo que pasará cuando acaben los ERTE de muchos colegas de profesión. Mientras, se encomiendan a la Navidad, como lo hicieron ahora a la vuelta al cole.

«Tengo familia y quería dejar el negocio en herencia, pero el escenario es malo»

Antonio Fachado muestra algunos de los acordeones que tiene a la venta en su tienda
Antonio Fachado muestra algunos de los acordeones que tiene a la venta en su tienda Marcos Míguez

Sesenta años en un negocio es, prácticamente, una vida. Mucho esfuerzo y dinero invertido para salir adelante junto a, muchas veces, una familia. Antonio Fachado lleva seis decenios en el mundo de la música y tiene una tienda en A Coruña en la que vende instrumentos. Si el comercio está siendo castigado por la pandemia y la cultura también, unir los dos no augura un buen momento. «La cosa está mal. Los músicos se mueren, las orquestas desaparecen y está afectando mucho. Es horrible», apunta Antonio, quien afirma estar «muy descontento» con la actuación del Gobierno: «Si no hay medidas de ayuda, vamos tirando sobre la marcha».

Recuerda con añoranza sus inicios: «¿Dónde van aquellos tiempos?», se pregunta. Tiene familia, e indica que le gustaría dejar el negocio en herencia, aunque sabe que «el escenario es malo». Y eso que en su tienda alberga verdaderos tesoros y joyas, que «no hay ni en Madrid ni en Barcelona», destaca. También tiene un taller de reparación de acordeones y con él va tirando: «Siempre hay algo para arreglar». Señala que no es una labor sencilla y que hay que ser músico para lograr, por ejemplo, una buena afinación. En su establecimiento hay acordeones que cuestan más de 5.000 euros, aunque ahora, reconoce, no sabe de cuántos dispone: «Llegué a tener 250».

«Si no hay medidas de ayuda, vamos tirando sobre la marcha»

Antes de la pandemia reparaba instrumentos y los enviaba a cualquier punto de España. Ese volumen de trabajo se redujo, pero «aún hace un momento salió uno para Bolivia».

Elisa Gerpe perdió las plantas de exterior al tener que cerrar de un día para otro al decretarse el estado de alarma
Elisa Gerpe perdió las plantas de exterior al tener que cerrar de un día para otro al decretarse el estado de alarma Marcos Míguez

Reinventarse para seguir

En la calle Ángel Senra está la pequeña floristería de Elisa Gerpe. Ella corrobora que el covid-19 hizo mella, pero resalta que «hay que buscarse la vida y adaptarse en vez de solo protestar». Gerpe vio su salvación en crear una tienda en Internet durante el confinamiento, y su iniciativa le permitió seguir con el negocio: «Cuando nos mandaron cerrar de un día para otro hubo pérdidas, principalmente al echarse a perder las plantas de exterior. También, se notó porque en primavera y al inicio del verano es cuando se plantan los jardines, y la gente no se podía desplazar».

Gerpe se decidió por impulsar la tienda online al ver que se acercaba el Día de la Madre, una fecha importante para las floristerías: «Al final tuve que parar de recibir pedidos, porque no dábamos abasto y no había flor».

«Mientras no abrieron los centros comerciales el flujo de gente fue bueno»

A pocos metros está el establecimiento de Alba Balsa, en el que vende artículos de regalo y complementos. En un barrio donde las restricciones se prolongaron más que en otros puntos de la ciudad, explica que está circunstancia «se notó». Aun así, apunta que «mientras no abrieron los centros comerciales el flujo de gente fue bueno. Conforme fue avanzando la situación y se pusieron limitaciones más focalizadas, sí que provocó una caída de las ventas».

Pero Balsa tiene ilusión y ganas de trabajar, más ahora que la Navidad empieza a verse no tan lejana: «Va a ser una campaña diferente y más complicada a nivel interno. Es difícil proyectar la cantidad de mercancía a comprar, porque te puede salir la jugada muy mal. La economía de las familias está para ir aguantando ahora mismo. También es importante que no se generen aglomeraciones, por lo que pensamos en lanzar una campaña de reserva de artículos, que también podemos enviar a domicilio».

Desde su negocio de venta de artículos de películas y series, Ana Capelán comenta que «en Navidad, creo, la gente huirá de grandes superficies y puede que se utilicen los bonos Presco para ir adelantando compras».

Y desde una mercería en el entorno de A Gaiteira, su responsable asegura que «el caso Fuenlabrada afectó bastante. Desde ahí parece que hay miedo a gastar, ya que no se sabe lo que puede venir. La economía está parada porque no se es ingenioso a la hora de buscar soluciones al problema actual».

El comercio local en Carballo pierde entre el 20 y el 50 % de las ventas a causa del covid

La crisis económica derivada de la sanitaria hace mella en los comercios locales de Carballo, en donde buena parte de los negocios apuntan una bajada considerable en las ventas. A diferencia de otros años, los responsables de los locales no prevén una mejoría por la llegada de las fiestas navideñas.

Para la tienda de moda Pillados, situada en la rúa Sol, la pandemia ha supuesto la caída en picado de uno de sus productos clave: los trajes. «Outros anos por estas datas comezaban a venderse para os rapaces que ían saír en fin de ano, e tamén para moita xente polas ceas e comidas de empresa. Agora, como todas esas celebracións están no aire polo covid, non se venderán apenas traxes», indica Yoli Quintáns, que añade: «Nos meses de verán pola celebración de vodas tamén vendiamos moitos, pero este ano só se vendeu algunha cousa puntual para eventos». Ante el panorama, el negocio subsiste con las ventas de otras prendas. «O que nos salva é que tamén temos roupa informal de marcas como Jack & Jones, e por iso seguimos vendendo, sobre todo a clientes habituais», señalan. En su caso, la bajada de las ventas es de entre un 20 y un 30 %. «Penso que imos seguir mal porque non parece que vaia mellorar a situación», señala Quintáns.

En líneas similares se expresan desde la tienda DV, que también registra una disminución en la facturación. «Vendemos un 20 % menos que el año pasado en estas fechas, incluso algo más, casi el 30%», señala Rosa Puente, responsable del local.

Para la tienda de deportes San Remo, la bajada es todavía más acusada. «Tenemos una tienda en Carballo y otra en A Coruña. En la carballesa hemos reducido un 50 o un 55 % las ventas, mientras que en la de A Coruña la bajada es del 90 %, ya que se trata de un negocio especializado en equipaciones deportivas, y este año al suspenderse las competiciones todo eso está parado», indica el responsable, Ricardo Pallas, que es además el presidente del Centro Comercial Aberto (CCA) de Carballo.

Rosa Puente, de la tienda DV: «Nos queda aguantar porque este año y el próximo pintan mal»

C. D

En la tienda de moda DV, situada en el Centro Comercial Bergantiños, la crisis del coronavirus ha supuesto una bajada considerable de las ventas. «Comparado con el año pasado por estas fechas la cosa está muy floja», apunta Rosa Puente desde el local.

Para la comerciante, las previsiones de cara a la llegada de la Navidad no son buenas. «Las ventas seguirán paradas. La situación es muy complicada con gente en el paro y en ERTE. Nos queda aguantar el tipo gracias a las ventas de clientes fijos porque este año y el próximo pintan mal».

Ricardo Pallas, presidente CCA: «Esperamos que la campaña de Navidad nos ayude a remontar»

BASILIO BELLO

Desde el Centro Comercial Aberto de Carballo tienen la mirada puesta en las Navidades. «Estamos preparando una campaña importante, que, junto a la de comercio seguro del Concello, esperamos que nos ayude a remontar las ventas», apunta el presidente del espacio, Ricardo Pallas.

Sobre el pequeño comercio, Pallas destaca que constituyen negocios más seguros ante el covid. «Es más fácil a la hora de controlar los aforos, de desinfectar las prendas y de evitar aglomeraciones. Esperamos que la gente lo valore y compren más», indica.