Memoria histórica
Este mamífero marino tiene, además, una memoria histórica. Tras la caza indiscriminada a la que se vio sometido durante el siglo XX, dejó de acercarse a la costa gallega, donde no le aguardaba nada bueno. Los investigadores creen que la prohibición de la caza desde 1985 comienza ahora a dar sus frutos. «Llevamos cuatro años consecutivos observando ballenas azules en Galicia. Todo apunta a que estamos ante una tendencia que habrá que ir confirmando. Estos animales van donde hay comida, se guían por los afloramientos costeros y saben que aquí hay alimento para ellas», subraya Díaz.
Y aunque las ballenas azules ingieren en un solo bocado toneladas de kril, no suponen ninguna amenaza para el pequeño crustáceo que ocupa una posición vital en la cadena trófica. Más bien al contrario. A través de sus heces, que tienen una alta flotabilidad, fertilizan la superficie marina. Como son animales de grandes dimensiones, el volumen de las defecaciones también es muy importante y ejerce de abono para el crecimiento del plancton, que sirve de alimento para el kril. Por tanto, en el referente a la cadena alimenticia, las ballenas azules nunca restan y siempre suman.