En cuanto termine el confinamiento tiene pensado retomar su gira Movimiento, en la que interpreta las canciones de su último disco dedicadas a la situación tan delicada que atraviesa su país de origen, Puerto Rico, dos años después del huracán y donde los temblores no han cesado. Ricky quiere ser la voz de los más necesitados y extraña mucho los escenarios y al público.
El cantante también aprovechó la cuarentena para cambiar su aspecto rapándose el pelo. Se está encargando de cuidar el jardín y se atreve hasta con la cortadora de césped ya que, según ha contado, su abuelo le enseñó a mantenerlo bien cuidado. Además, es el único de la casa que sale hacer las compras tal y como él mismo explicó: «Estoy saliendo a buscar medicina y alimentos. Salgo con mascarilla, guantes y mi botellita de alcohol. Y sí, es fuerte pensar que regresarás con algo y contagiarás a la gente que amas: mis hijos, mi marido... pero, tengo que hacerlo. Soy el papá».