La tercera temporada de «Cosmos, mundos posibles» nos permite llegar a cualquier lugar, incluso explorar el fascinante mundo de lo pequeño
05 abr 2020 . Actualizado a las 11:43 h.Una buena manera de combatir la ansiedad y el estrés que genera el confinamiento es dejar volar la imaginación. Cosmos, mundos posibles nos propone un viaje por el universo a bordo de una nave que se alimenta precisamente de eso, de imaginación. Con este combustible, el vehículo que capitanea el astrofísico Neil DeGrasse Tyson puede llegar a cualquier lugar que se proponga, incluso explorar el fascinante mundo de lo pequeño, donde se esconden algunos de los secretos mejor guardados de la naturaleza.
La tercera temporada combina la esencia de la serie original que creó Carl Sagan en los años 80 con los espectaculares efectos especiales que permite la tecnología actual. En los dos primeros capítulos aparece un renovado calendario cósmico, donde está comprimida la historia del universo. Cada mes representa mil millones de años y cada día unos cuarenta millones. El 15 de marzo se formó la Vía Láctea, nuestra galaxia y el 31 de agosto el Sol. La vida en la Tierra, desde sus orígenes hasta nuestros días se desarrolló en el último minuto del 31 de diciembre.
El periplo también nos ofrece la oportunidad de recorrer la historia de la ciencia para conocer la vida de las personas que protagonizaron algunos de los avances más importantes, como por ejemplo el químico alemán Christian Friedrich Schönbei, protagonista del último episodio y el descubridor del ozono, un gas situado en la alta atmósfera que protege a la Tierra de la radiación ultravioleta y que permitió que la vida en su origen abandonara el océano.
