Si haces la compra por teléfono evitas la cola y estar en la calle

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

SOCIEDAD

Lucía Fernández (derecha) entrega la compra a una clienta que hizo el encargo por teléfono
Lucía Fernández (derecha) entrega la compra a una clienta que hizo el encargo por teléfono LOLITA VAZQUEZ

Una tienda de barrio de A Rúa prepara los encargos para tratar de evitar contagios entre sus clientes

20 mar 2020 . Actualizado a las 13:48 h.

A finales del año pasado, Lucía Fernández pidió una excedencia en su trabajo y decidió montar una tienda de barrio. En noviembre abría O Colmado, en A Rúa Vella (A Rúa de Valdeorras), buscando cubrir una carencia que dejó el cierre del último negocio de este tipo que quedaba en la zona. Apostó por especializarse en quesos, embutidos, aceites de calidad y los graneles, pero finalmente decidió adaptarse a lo que los clientes le pedían y tiene de todo un poco. Sí, también papel higiénico, «que hoy en día es un tesoro», dice en tono jocoso.

Desde su negocio quiere poner su granito de arena en la lucha contra la expansión de la pandemia del coronavirus (de la que Valdeorras se está librando, de momento). Lo hace para tratar de protegerse de un posible contagio y sobre todo, proteger a sus clientes, «porque aquí hay mucha gente mayor». Es por eso que ofrece la posibilidad de hacer la compra por teléfono. «Era algo que ya hacía antes con algunos clientes que trabajan, que me pasaban la lista por wasap y yo le tenía preparada la compra cuando llegaban», cuenta. «Se lo digo a todo el mundo que viene, sobre todo a la gente mayor, para que estén el menor tiempo en la calle y haya menos riesgo de contagio», señala. Además, ha acotado el espacio por el que los clientes pueden moverse. Se puede entrar al local, claro, pero dentro es la propia Lucía la que va por las estanterías haciendo la compra y después la entrega sobre un mostrador que desinfecta cada poco rato. Además, estos días ha clausurado el rincón social que tiene junto a lo que en 1972 era la barra del bar que abrió su abuelo, y en el que suele tener sillas para que las señoras puedan sentarse a charlar un rato y tomar un café. Toca esperar para poder recuperar esa costumbre. «Hay que concienciarse de la situación y prevenir», remata.