Ana Martínez: «Mis clientes esperan meses o años»

SOCIEDAD

Ana sostiene una réplica de un rosetón. La araña que «trepa» por ella también es de su autoría
Ana sostiene una réplica de un rosetón. La araña que «trepa» por ella también es de su autoría CESAR DELGADO

La orfebre, natural de A Coruña, ve con otros ojos las fachadas de las iglesias románicas. Con métodos tradiciones y muchas horas de investigación, ha popularizado los rosetones como colgantes de plata

04 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

No se preocupen por la araña que asciende sobre el jersey de Ana Martínez. Es tan inofensiva e inerte como el material con el que esta orfebre trabaja en su taller de Betanzos. Es una de sus múltiples y originales creaciones, aunque el lugar de colocación no es el adecuado. «En realidad es una peineta, aunque me lo coloque ahora de broche», explica Ana, oriunda de A Coruña pero instalada en este local desde el 2012. Tampoco debemos dejar pasar la calle en que nos encontramos, la Rúa dos Prateiros, cuyo nombre se engarza con Ana como esas joyas y metales que ella misma une. Prateiros es una cuesta empinada que desespera a los peregrinos del Camino Inglés. Ella está en la parte baja, y quizá eso ayude a que muchos entren en su taller a tomar aire antes del Angliru final. «Los peregrinos son buena parte de mis clientes», confirma.

Con un catálogo amplísimo, que incluye una réplica del circuito de Jerez con motocicletas, e incluso un cinturón de castidad masculino (tamaño XXL), Ana se ha popularizado en la comarca y en su gremio por sus impresionantes rosetones, réplicas en plata de esos tragaluces de los templos románicos de Galicia.

El verdadero valor de cada una de estas piezas está en la génesis del proceso: «Fotografío el rosetón, de mil formas, pero también me documento sobre la historia de ese lugar. Luego lo voy dibujando hasta conseguir el plano que me servirá como primera pieza, a partir de la cual haré el molde». Es decir, aquí no hay programa de ordenador en tres dimensiones. «Si lo hiciese así me dedicaría a otra cosa», espeta. Por eso en lugar de tecnología de última generación su mesa de trabajo está llena de papeles, buriles, algún compás y herramientas para domar los metales. Con ellos acaba de construir unos pendientes para una amiga. «Como es cocinera, se los hice así», dice mientras muestra dos réplicas de la flor del azafrán.

Herramientas de trabajo de la orfebre
Herramientas de trabajo de la orfebre CESAR DELGADO

Volviendo a los rosetones, para dar una idea del trabajo invisible en cada uno de ellos basta escucharle cómo diseñó la pieza inspirada en la iglesia de San Miguel de Breamo, en Pontedeume.

-Tardé dos años en hacerla.

-¿Dos años? ¿Qué tiene de especial?

-Su imperfección. Fui tres veces a hacer fotos creyendo que me había equivocado, pero acabé descubriendo que es un rosetón asimétrico. Y al final lo hice así, asimétrico -muestra los dibujos mientras lo dice-.

Por eso a todo el mundo que le hace un encargo particular le pide que no tenga prisa. «Siempre les digo que voy a tardar, pero me esperan; tardo meses, e incluso un año o más, pero siempre me esperan», reconoce. Su fama ha trascendido comunidades. Le pidieron un colgante con el rosetón de la catedral de Plasencia (Cáceres), para lo que le enviaron fotos. Pero, ya se ha dicho, a Ana Martínez le gusta documentarse. «Así que me fui a Plasencia a investigar, porque siempre hay detalles, hay que interpretar las cosas en el propio lugar», dice Ana, quien inauguró los Premios Antonio Fraguas de la Diputación de A Coruña en 1998 con un collar de castañas. «Y la Xunta seleccionó mis rosetones para una promoción de Industria».

Sin horario

Aunque tiene marcada la atención al público en la tienda de Betanzos, su tiempo de trabajo es irregular. «Hay domingos que no levanto la cabeza de las piezas», reconoce Ana Martínez.